"Rutina de otro tono"

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Es la hora pico en la ciudad, el bullicio de la gente y el tráfico contaminan el aire, junto a la basura que se encuentra por ahí esparcida en el suelo de la vereda.
El viento y la brisa generada por la multitud caminando, hace rodar ligeramente un vaso desechable vacío, hasta que este mismo es pateado por el pie de Raider. Este mismo patea constantemente el vaso que se cruzó en su camino, mientras escucha algo de música en sus audífonos desgastados y conectados en su reproductor barato.
Raider deja de patear el vaso con el que estaba jugando mientras camina, y levanta la mirada para observar los rostros de la multitud que pasa a su alrededor. "Todos tienen sus asuntos", es algo que Raider se piensa mientras la música que escucha ambienta su propio rededor.

Raider hurga en sus bolsillos y se percata de que se quedó sin dinero, todo por haberle hecho el favor al chico de hace rato llamado Ramón, pero en vez de arrepentirse o algo por el estilo, se siente contento por ello.

Raider llega al taller de un amigo llamado Karlo, quién se dedica a la mecánica, Raider suele ayudarlo de vez en cuándo y es de dónde saca algo de dinero.
"Ey, Karlo!" Grita Raider con fuerza en la entrada del taller. un sujeto se asoma desde el frente de una camioneta con el capó abierto, estaba arreglándolo. "Oh, Raider! Eres tú? Reconocería ese cabello tan llamativo de dónde sea",el sujeto era Karlo, el amigo de Raider, algo cubierto de aceite pero con un trapo que usa para limpiarse un poco. "Claro que soy yo, el mismísimo" dice Raider con un tono alardeador en broma, mientras se adentra en el taller de Karlo, donde el sonido de las herramientas y el olor a aceite y metal lo envuelven. Karlo deja de hacer lo que estaba haciendo para limpiarse el aceite con su trapo y se acerca a Raider al paso que Raider se va acercando también. "Qué te trae por aquí?", pregunta Karlo mientras se limpia con el trapo. Raider responde mientras se recarga de forma relajada en un auto: "Solo venía a ver si tienes algo de trabajo en el que pueda ayudar", "¿A caso te quedaste sin dinero tan pronto?" Pregunta Karlo con tono burlón. "Bueno, digamos que hubo un pequeño inconveniente, en el que preferí gastar para otro beneficio que no es el mío", Dice Raider mientras desvía su mirada hacia arriba pensando en eso. Karlo responde con una risa corta: "Eres un caso perdido, Raider. Pero bueno, siempre hay trabajo para ti aquí, ayúdame un poco con esta camioneta. El cliente lo quiere para mañana pero es un desastre, y de paso Poncho no vino hoy y me atrasé bastante", "Cuenta conmigo!" Exclama Raider con entusiasmo mientras se quita su chaleco para no ensuciarlo, aún que esté bastante desgastado.

Ambos pasan un buen rato trabajando con la camioneta, y aún que les resulta complicado con el poco tiempo que tienen, logran hacer un buen equipo, pero en todo ese rato Raider no dejaba de cuestionarse qué fué de Ramón, su abrupta despedida solo le generó más curiosidad de saber si se encontraba bien, porque no lo parecía.
La camioneta ya está lista, Karlo le agradece a Raider y este se despide amigablemente de su amigo para después volver a seguir su camino sin rumbo por la calle.

Mientras Raider caminaba, seguía sin poder dejar de pensar en el chico de cabello largo y hasta para el le resulta extraño el por qué le da tanta intriga. Parecía muy asustado cuando no encontraba el dinero, cualquiera lo estaría pero no tanto como el, ¿Y si su padre le hace algo? A pesar de no tener padre, Raider recuerda muy poco de él y los pocos recuerdos no son bonitos, pero siguen siendo borrosos en su mente.
Tantos pensamientos mientras escuchaba su música hicieron que no se diera cuenta de que estaba caminando hacia el lugar donde chocó con él, afuera de los departamentos de donde Ramón salió. Raider reconoce ligeramente el lugar y mira a su alrededor para ver si por mera casualidad se lo volvía a encontrar, cosa que no fué así. Raider se quedó en ese lugar esperando, pues no tenía nada más que hacer de todos modos, esperaba viendo a la gente pasar mientras estaba recargado en la pared, en ciertos ratos miraba las ventanas de los departamentos, tan solo quiere volverlo a ver para preguntarle si está bien, así que siguió esperando mientras veía que comenzaba a anochecer y la gente dejaba de aparecer por la calle, disminuyendo el ruido.

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