- ¡Mamá no puedes obligarme a ir! - me quejé por décima vez, pero ella no se daba por vencida.
- Estás castigada y no pienso dejarte sola en casa.
- ¡Pero es tu entrevista, yo no pinto nada!
- Es una cena.
- No tengo hambre.
- Eso es mentira.
- Ya lo sé.
- Ve a vestirte - dijo dando por finalizada la discusión antes de salir de la habitación.
- ¡No voy a ir! - grité con rebeldía.
Me quedé unos instantes ahí de pie hasta que me di cuenta de que si no iba, mi castigo se alargaría más.
Hice una mueca y un ruido de queja y fui hacia mi habitación.Dejé caer mi kimono de seda al suelo y entré a mi vestidor haciendo que las luces se encendieran con el sensor de movimiento. No se podía decir exactamente que no tenía nada que ponerme, tenía decenas de vestidos y conjuntos de temporada. Opté por un vestido de noche corto azul marino de Gucci, aún sin estrenar.
- ¿Arlette? - llamé. Nuestra sirvienta (o como a mi madre le gustaba llamarla: nuestra ama de llaves) vino al momento.
- ¿Si?
- ¿Puedes abrocharme el vestido?
- Por supuesto - dijo con su peculiar acento - este vestido es muy bonito, señorita Allison, le sienta muy bien.
- Gracias, Arlette. Fue un regalo de la abuela - dejé caer mi pelo encima del vestido y miré mi reflejo en el espejo - ¿Puedes traerme mis tacones?
- Por supuesto.
- ¡Arlette! - mi madre gritó - ¿Has pedido un coche?
- Sí, señora, está esperando en la puerta.
- Perfecto - dijo mi madre entrando en la habitación - Al final has decidido venir, ¿Eh?
- Sí - sonreí falsamente.
- Pues vamos - dijo con autoridad - volveremos sobre la una si no se alarga mucho.
- De acuerdo, que lo pasen bien. - dijo Arlette mientras nos daba los abrigos y los bolsos.
Le sonreí y le dije adiós con la mano antes de intentar seguir los pasos firmes de mi madre hacia la puerta de nuestro loft.
- El cliente se llama George Richardson - empezó a contarme mi madre en el coche - y está pasando por un divorcio difícil, así que su oferta es muy prometedora. Su hijo se llama Byron. Tiene tu misma edad.
- Qué bien, podremos jugar juntos - dije sarcásticamente.
Mi madre rio y continuó contándome detalles de la vida de su cliente, pero dejé de escucharla. Hacía más de diez años que se había convertido en una abogada de éxito entre la clase alta neoyorquina, su nombre era conocido por toda la ciudad, y habíamos pasado a formar parte de la lujosa vida que ofrecía la gran ciudad a aquéllos que tenían éxito y dinero.
Entramos en el jardín de entrada de la familia Richardson: era una amplia entrada con una fuente en el medio rodeada de césped bien cuidado. La enorme mansión blanca de mármol estaba iluminada por algunas luces de exterior.
- Vaya... - dije inconscientemente. Esas cosas mostraban la clara diferencia entre ricos y multimillonarios.
- No te muestres impresionada, es un cliente.
Rodé los ojos y esperé a que abrieran la puerta del coche.
Seguí a mi madre otra vez hasta la entrada y un hombre con camisa blanca nos dio la bienvenida y nos condujo a través del elegante vestíbulo.- Señor George, sus invitadas están aquí.
- Oh, bienvenidas - el hombre se levantó de su sillón. Era un carismático cincuentón - soy George Richardson, un placer.
- Soy Michelle, ella es mi hija Allison.
- Encantada - le di la mano.
- Sentaros por favor ¿Queréis un poco de té?
Mi madre empezó a hablar con él y no tardó en mostrarse confiada y en hacerle reír. Admiraba la capacidad de mi madre de conectar con la gente desde el primer momento.
Una mujer vestida como el hombre que nos había abierto la puerta me ofreció unas galletas.- Gracias - dije en voz baja para no interrumpir la conversación - ¿Dónde está el baño?
- Arriba, al final del pasillo hay uno. ¿Quiere que la acompañe?
- No hace falta, gracias.
Subí las escaleras relucientes hasta el segundo piso y busqué el baño. Era una casa espaciosa y decorada con antigüedades, era obvio que había pasado por diversas generaciones de la familia Richardson.
Cuando salí del baño, se abrió una de las numerosas puertas del pasillo y salió un chico.
- Hola - dije.
Él se giró sorprendido y al verme, me repasó de arriba a abajo y sonrió de lado.
Llevaba una camiseta de Nirvana y el pelo despeinado. Levanté las cejas al ver su apariencia.- ¿Tú eres Byron?
Soltó una carcajada y echó la cabeza hacia atrás.
- No, querida - dijo con una voz áspera. Vale, tenía que admitir que era sexy - pero puedo serlo si quieres.
- Déjate de cuentos, ¿Quién eres?
- Ashton Irwin - "qué nombre más simple" pensé - ¿Tú?
- Soy Allison, Allison Williams.
- Lo dices como si tuviera que conocer tu nombre - rio e hizo una reverencia - Un placer, señorita Williams.
- ¿Eres del servicio? ¿Eres una especie de... mayordomo mal vestido? - él volvió a tirar la cabeza hacia atrás con una carcajada.
- ¡Byron! - gritó al interior de la puerta de donde había salido - ¡Ven a conocer a la nueva princesa de Inglaterra!
Su comportamiento empezaba a irritarme.
- ¿Qué dices, tío? - otra voz masculina salió de la habitación.
- Espera - me dijo Ashton antes de volver a entrar a la habitación.
- Hola - otro chico de pelo oscuro salió de ella unos instantes después - Tú debes de ser la hija de Michelle, un placer, soy Byron - nos dimos la mano - ¿Me acompañas al salón? - asentí y le seguí escaleras abajo.
Le examiné: sonrisa perfecta, perfume sofisticado, camisa Armani y buenos modales. Todo un gentleman.
- He tenido el... placer de conocer a tu amigo.
- ¿Ashton? Es como mi hermano - sonrió - de hecho, vive aquí con nosotros.
- ¿Qué pasa, no tiene familia o qué? - reí. Byron me lanzó una mirada dura. Mierda. ¿Había metido la pata?
- ¡Byron! Qué bien que estéis aquí, vamos a cenar - dijo el señor Richardson cuando entramos en la sala.
La cena fue deliciosa y agradable. Byron era un encanto, y su padre era un hombre con quien se podía hablar de cualquier cosa. Para mi sorpresa, su amigo no cenó con nosotros, y no le volví a ver en toda la noche.
*** Nota
¡Hola a todas y a todos! Muchos lectores ya me conocéis de The Sweetest, un fanfic de Connor Franta.
He decidido empezar otra novela, espero que os guste. Un beso enorme, espero vuestros comentarios.
No soy muy buena en hacer portadas, esta es provisional. Si hay alguna artista entre las lectoras espero su ayuda!
Gracias por leer, no olvidéis votar y comentar si queréis que siga.
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Delicias de coco (Ashton Irwin)
Dla nastolatków« - ¡Tú eres una princesita! - gritó - Eres una señorita, una muñeca... ¡Me da miedo tocarte por si voy a romperte con mis manazas! - se miró las manos y después volvió a mirarme, con lágrimas en los ojos - Y mírame a mí. ¡Joder! ¡Tú vistes Chanel y...