NOTA DE INTRODUCCION

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Siempre que hablo de salud mental pienso en mi infancia. Sigo sin ser consciente de cómo afronte situaciones tan enfermizas con tan temprana edad, situaciones de pánico, traumáticas.

Durante años he vivido con un bloqueo emocional que destrozaba cada pizca de sensación (buena o mala), que se acercase.
Pero entonces pasó.
Comenzaron a abrir mi coraza entrando sin avisar, dejando huella por cada uno de mis órganos.
Me sentía desnuda, extraña, alegre, miserable, llena de ira o demasiado vulnerable.
Tenía tan solo 14 años cuando todo esto comenzó a alborotar mi vida y a revolucionar mis estados de ánimo que para entonces se basaban en indiferencia.
Y comencé a escribir.

Por cada herida abierta había un texto tirita,
Por cada gota de sangre un poema,
Por cada llanto una palabra trágica,
Y por cada alegría una sonrisa rota.

No sé si debo enorgullecerme o retroceder para avisar a aquella niña que esto se volvería adictivo.
Que nos salvaría destruyéndonos a pedazos,
Que nos curaría dándonos puñales en el pecho.

Maldita Pena (Disponible en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora