BURN & FLIRT

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QUEMAR Y COQUETEAR.

— Fanny lo esencial para conocer mejor a tu enemigo es verlo en su hábitat natural

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— Fanny lo esencial para conocer mejor a tu enemigo es verlo en su hábitat natural.

— . . . ¿Ya fui a tu casa? Y déjame decirte que no aprendí nada, pelotudo.

El de rulos colocó su mano sobre los labios de su intento de "colega", silenciando las palabras que esta intentaba expresar, mientras pensaba en las palabras que tenía en mente.

Ambos se encontraban frente a la casa de Valentino, quien esa noche era el anfitrión de un asado después de un partido amistoso de fútbol. Aunque Juani había faltado al partido, estaba claro que no iba a dejar pasar la oportunidad de reunirse con los chicos en un compartir amistoso.

La idea había surgido una hora antes de salir, cuando invitó a la castaña a su departamento bajo el pretexto de una cena de negocios para discutir futuras colaboraciones. Ahora, los dos estaban frente a la puerta, cargando dos cajas de seltzers que Fanny había insistido en comprar y otra de donas que Juani no pudo resistirse a llevar de la tienda.

— No Fanny, fuiste a mi casa. — Poéticamente comenzó el de rulos y la castaña no pudo evitar quejarse en el proceso. — Donde duermo, pero ahora me verás en mi hogar. . . Con mis amigos.

— ¡Dios, que dramático! — Se quejo la chica mientras tocaba la puerta una vez más para que abrieran. — ¿No les molesta que venga?

— No lo saben. — Simplemente mencionó Juani.

— ¿QUÉ? — Fanny susurró con ira mientras escuchaba pasos acercarse a la entrada, por un segundo sintió como su ojo derecho empezaba a tener un tic.

— Si vieron mi respuesta en el tweet de Antonella lo saben, si no pues es sorpresa.

La chica abrió la boca para reclamar aquello pero justo cuando iba a empezar, la puerta se les abrió y Valentino saludó con alegría al dúo.

— ¡No sabía que venía Fanny! — Dijo el hombre mientras saludaba a los dos, un cálido beso en la mejilla para la chica y para su amigo un golpe de puño.

— Parece que nadie sabía. . . — Murmulló la castaña entre dientes. — ¡Un gusto, Valentino! Al parecer Juani olvidó decirlo pero me puedo ir si no alcanzan.

— ¡No, no! ¡Quédate! — El anfitrión pidió. — Nuestros asados son tan exagerados que hasta podes llevarte de sobra a la casa.

— ¡Bueno, muchas gracias! — Y de la nada se acordó de su cajilla. — Oh, compramos seltzers para todos.

— Yo le dije que ninguno bebe ese jugo de kinder. — Juani mencionó.

— ¡No seas malo, Juani! Ella sí y estoy seguro que más de uno de nosotros querrá. — Valentino regañó y con la mayor amabilidad tomó de las manos de Fanny las bebidas. — Pondré esto con el resto, ustedes vayan adelantándose al jardín que yo tengo que ir por más hielo.

𝐃𝐎𝐍 ; Juani Caruso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora