Felipe Otaño 🌸 (parte 1)
Aria me insistió tanto para ir a una fiesta, que simplemente no pude negarme, es la razón por la que justo ahora me encuentro en una fiesta en dónde no conozco absolutamente a nadie, huele a cigarrillos por todo el lugar, hay personas borrachas por doquier, varios dormidos, besandose y haciendo otra cosas que preferiblemente no debería mencionar.
Por suerte logramos llegar al patio trasero de la casa en dónde milagrosamente no hay muchas personas, Aria liga con un chico mientras yo estoy de pie a su lado bebiendo una sangría que pedí hace tres horas y aún no me termino. Estoy aburrida, quiero irme a casa y solo dormir, pero lo que sea por una amiga que de igual forma ha hecho hasta lo imposible por mi.
— Valerie, ¿por qué andas ahí sola? Ven. — Me invita Aria a unirme a su conversación, pero niego con la cabeza ante la propuesta.
— Estoy bien aquí. — Contesto a lo que ella me dedica una mala cara.
— ¿Viniste aquí a hacer nada? No has conocido a nadie, ni has explorado nada. Ven aquí. — Ella toma mi mano y me arrastra de dónde estaba para llevarme a caminar por todo el patio. — Mira, hay varios chicos apuestos que están solos, hablá con ese de ahí. — Apunta a un chico de cabello medio largo, tez blanca que a simple vista se ve muy agradable. Está completamente sumergido en su celular a pesar de tener a un grupo de chicos a su lado.
— ¿Qué te pasa? No lo conozco, fácilmente puede ser un mafioso, ladrón o un secuestrador muy buscado.
— No seas estúpida, solo acércate y háblale.
— No quiero, Aria. — Me quejo como una niña pequeña.
— Tienes 22 años, eres una mujer hecha y derecha, actúa como tal. — Me da un pequeño empujón, lo suficientemente fuerte como para que ese chico note mi presencia.
~ Aria te odio, Aria te odio, Aria te odio. ~
El chico sonríe divertido ante mi expresión de terror por lo que acaba de pasar, yo solo puedo sentir como mis mejillas se calientan de la vergüenza.
— Hola, ésta chica que ves aquí es mi mejor amiga, Valerie, la invite hoy a la fiesta para que conozca a más personas y no funcionó. Me tocó por la fuerza hacerla socializar y fuiste al único que ví solo.
— ¿Que tal, Valerie? — Pregunta el chico con una amigable sonrisa. Intento responder de la forma más natural posible pero en mi cabeza solo hay un revoltijo de palabras.
— Hola. — Es lo único que logró decir.
— Los dejaré para que se conozcan, si necesitan algo, estaré por ahí. — Apunta a dónde estaba minutos atrás con el otro chico, sin más se marcha dejándome completamente atónita frente a éste chico extrañamente guapo.
— ¿Estás asustada? — Pregunta una vez más.
— N-no, no es eso. — Niego rápidamente. — No soy buena socializando, me dan muchos nervios, ya sabes...