— "Las nubes, como pinceles, trazan su arte,
y el mundo se sumerge en un dulce aparte,
donde los dedos pueden tocar la brisa,
y los sentidos se entrelazan en la promesa.El viento, cómplice silente,
susurra cuentos de días vividos,
mientras las sombras se alargan,
y los sueños se despiertan.Las aves, en su último concierto,
entrelazan notas en el aire dorado,
y las hojas de los árboles danzan,
como versos libres en un poema olvidado.La calidez abraza cada rincón,
como un abrazo tibio y eterno,
y el mundo se aquieta, en armonía,
mientras el atardecer teje su misterio.Así, en este instante efímero y sagrado,
cierra los ojos y siente con el alma,
porque aunque no puedas verlo,
el atardecer es un regalo que nos calma."El viento otoñal dispersaba por el césped y pequeños senderos las hojas ya secas de los árboles que caían anunciando el cambio de estación en sus tonos marrones, naranjas y rojizos.
En una de las bancas del amplio parque y teniendo de frente un estanque que albergaba algunos gansos y patos que nadaban tranquilamente, se encontraba una pareja que, sin falta, llevaba encontrándose ahí todas las tardes desde hace dos semanas ya.
No eran conocidos, tampoco se habían cruzado alguna vez ni por error pero el destino es necio y nunca se está quieto, le gusta jugar con las casualidades y fue así como permitió que el camino de estas almas se encontraran entre millones de probabilidades. Se convirtieron en la compañía del otro en las puestas de sol, vistiendo abrigados y sus respectivas mochilas al pie de cada uno.
Un joven estudiante de veintidós años de edad y cursando sus últimos semestres en Creación Literaria, ponía en práctica su amplio vocabulario y conocimiento en la materia, al describir su percepción de la vida dándoles su toque poético. De ese modo, esperaba que su compañero de cabello castaño y solo un par de años mayor que él tuviera una visión especial del mundo que los rodea, aprovechando que este lo escuchaba con atención y sin reproche.
— ¿Tú lo escribiste? —preguntó Taehyung con una enorme sonrisa ante la declamación que acaba de serle recitada.
— Así es, trabajé en él durante toda esta semana. ¿Te gustó? —Jungkook cerró su cuaderno y volteó hacia su acompañante, con timidez en sus ojos y a expectativa de escuchar su respuesta, sintiéndose pequeño a su lado.
— Me encantó, tienes talento para la poesía, seguro obtuviste la mejor calificación del curso.
— De eso nada, no lo hice para mi clase. —responde Jungkook entre suaves risas, asomándose el rubor natural en sus mejillas. —Lo escribí para ti, hyung. Quería darte algo que te recuerde todos los días lo hermoso que puede ser un atardecer.
Taehyung alzó sus cejas, abriendo levemente su boca por el asombro. Si bien no ha sido una persona desafortunada -del todo-, jamás habían tenido ese tipo de detalles con él; recibir una canción, un obsequio... O un poema. Situaciones en las que nunca esperó verse envuelto.
—Entonces lo atesoraré por siempre. —fue su respuesta, mientras su rostro asomaba la comodidad que le generaron las palabras de antes y seguía en dirección al estanque, donde la gigante estrella estaba a punto de ocultarse. —¿Lo leerás para mí cada vez que nos encontremos, Jungkook-ah? Así lo memorizaré y no podré olvidarlo.
Jungkook giró su vista hacia el cambio de escenario que se formaba frente a él, manteniendo su sonrisa y sintiendo su cara arder. Le parecía increíble las sensaciones que Taehyung lograba instalar en él, ha sido así casi desde el primer momento que habían cruzado palabra. —Tú me inspiraste, así que es justo que lo recuerdes siempre. Veré una mejor manera de que lo lleves contigo.
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El Sol en la Oscuridad || Taekook
FanficJungkook es un estudiante de Creación Literaria con bloqueo creativo pero todo cambiará a partir de una tarde de otoño, cuando cruza su camino con un muy peculiar Kim Taehyung. Anonadado ante su belleza y 'condición' es que a partir de su primera i...