𝟏𝟓. 𝐀 𝐒𝐎𝐍

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QUINCE; UN HIJO

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El viento se hacía cada vez más intenso logrando mover el cabello de Lynnerys contra su rostro mientras ella y Cregan caminaban a solas por los pasillos de Dragonstone, siendo completamente nuevo y admirable lo que veía a su alrededor; tal cual a la época de cuando eran unos adolescentes locos, sus manos entrelazadas en un silencio cómodo.

Un silencio que posiblemente se vería fracturado en cuanto se acercaran a la habitación donde la joven tenía su secreto, durmiendo.

—¿Está enamorada del Mata sangre tuerto, princesa? —soltó la pregunta que lo atormentaba desde aquella invitación—

Lynnerys guardó silencio, estando a solo cinco pasos de la puerta a la cual temí abrir.

Ella soltó un suspiro sin ánimos mientras se recargaba en un umbral de la ventana pequeña que había cerca, Cregan brindó un pequeño apretón a sus manos juntas y hacerle ver que podía contarle todo.

—Hay cosas que necesitas saber antes de confesarte algo muy importante

—¿Tú trajiste a los hombres con taparrabos y los serios con lanzas? Lo supuse. No los vi las anteriores veces cuando venía

—No —negó divertida por su manera en diferenciar a los Dothraki e Inmaculados— Armé un plan. Uno en lo que estaba encerrada en mis aposentos al morir Viserys

—Si no te sientes lista para explicar...

—Tengo que hacerlo para que comprendas y no me odies tanto —murmuró lo último—

Cregan asintió, dejando su espalda posada en el otro extremo del umbral de la ventana, manteniendo sus ojos enfocados en cada movimiento y reacción facial que realizaba Lynnerys, escuchando atentamente.

—Tenía una carta escrita para ti, pero la destruí y en su lugar hice la de Jacaerys para dársela a mi abuela Rhaenys en una oportunidad que tenía. Estuve en la coronación de Aegon para evitar sospechas, propuse un matrimonio entre Aemond y yo para darme tiempo. Aunque... —suspiró con un ligero temblor— Aemond apareció en mis aposentos por órdenes de Alicent para que bebiera un té, con el propósito de que no hubiera riesgo alguno

—¿Riesgo de qué? —preguntó confundido. No llegaba a comprender lo que ella quería decirle sin ser clara en esa situación—

—Después de la coronación, Aegon ordenó que yaciera con Aemond. Pero para que fuera válido, él... 

—¿Qué hizo ese desgraciado?

—Se masturbaba viendo como su hermana cogía conmigo —el semblante de Crean se endureció por la confesión, en parte, era obvio que lo quería muerto más que a su tío quien intentó quitarle su derecho—

𝐒𝐇𝐀𝐋𝐋𝐎𝐖 | HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora