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-mi señora-hablo Dai- ¿qué hará una vez encuentre a ese hombre? -

- ¿sientes curiosidad? -le respondió ella sin dejar de mirar el paisaje lluvioso desde su ventana-

Estaban devuelta en las instalaciones. Naoko se había tomado su tiempo a solas, ella no lo molesto.

-no lo negare, pero me pregunto más que hará después de haber cumplido con lo que quiere-

-posiblemente me vaya de aquí, este lugar seguirá funcionando, y espero que sin problemas, después de todo mi presencia no es necesaria-comento girando su rostro-todos conocen las reglas, no pienso hacer algo tan sofisticado ni demandante como Ame, solo no acojan a la persona equivocada y tengan cuidado con las grandes naciones-dijo volviendo su rostro y bebiendo sake-

-usted creo este refugio-comentó él-

-no importa, hace tiempo que no tengo un apego hacia un lugar-dijo encontrando su hilo de pensamiento-no lo hice de buena voluntad, solo paso porque lo necesitaba, ya no lo necesito, somos socios, no somos compañeros ni mucho menos son mis subordinados, yo les di un lugar mientras ustedes me prestaban su fuerza, cuando esta asociación acabé ya no habrá nada-

-me gustaría saber quién es ese hombre y por qué lo odia tanto, pero estoy seguro que no me lo dirá-suspiro cambiando el tema, sabía que ella no cambiaría de opinión-

Dai era un veterano, exilio después de la guerra, desafortunado, pero a pesar de lo que ha hecho para sobrevivir no estaba desquiciado o deprimido como otros, es más, era una de los renegados más sonrientes que ha conocido, sin contar aquellos nacidos o criados en el lugar, por supuesto. Era técnicamente una persona normal.

Antes de que cerrara la puerta de la habitación escucho el débil susurro de ella, casi inaudible, salió después de dos segundos de parálisis, como si no le importara o no lo hubiera escuchado. No esperaba que ella le respondiera.

-llevo la sangre de ese hombre...y me asegurare de que pague por lo que ha hecho así tenga que renunciar a todo lo que soy-

.....

Nao miraba sus manos ya limpias como si aun tuvieran mugre, sangre o el cálido tacto infantil en ellas, suspiro mirando al cielo lluvioso, la lluvia lo empapaba y el seguía inmutable, el recuerdo de lo sucedido hace poco había movido nervios delicados en su mente y corazón, con neutralidad recordó su infancia hasta el momento en el que recordó todo.

Su madre sonreía débilmente mientras acariciaba su cabello castaño, el que, para su desgracia, había heredado de su padre, sus ojos verdes infantiles se encontraron con los cálidos de su madre mientras ella le decía que estaba bien, que las nuevas heridas en su cuerpo no dolían, recordó los ojos llorosos de su hermana mayor mientras vendaba a su madre en esa vieja cama, los tres como de costumbre se encontraban en ese pequeño cuarto.

-mamá-llamo Naoko con suavidad- ¿cuándo dejarás de ser herida? No me gusta verte así-le pregunto con inocencia, apenas tenía cinco años-

-no lo sé mi amor, pero tranquilo, mamá es fuerte y gracias a tu hermana mejorare pronto-sonrió tomando la mano de su hija para que esta le mirara-todo estará bien pronto, así que deben prepararse-

Días después la mujer había fallecido, hasta el día de hoy no sabía de qué, pero lo intuía al recordar la condición en la que se encontraba. Ninjas habían inundado ese viejo lugar encontrándolos, su amada hermana había hecho todo lo posible para cuidarlo, pero no pudieron evitar ser separados, desde ese día jamás había vuelto a verla, después de llegar a Kumo, una aldea que se regía por el poder, en un accidente, había perdido la memoria y a los 15 años ese vacío que siempre llevaba consigo parecía haberse llenado al ver una melena rosa en la guerra. Los recuerdos llegaron con un dolor que casi lo dejo inconsciente, las lágrimas llegaron junto a ellos, era a ella a la que buscaba cada noche al despertar por culpa de una pesadilla.

Junto a esos recuerdos llego el legado de su madre.

-mis amados hijos-susurro la mujer acurrucada junto a ambos niños-

-tengo frío-susurro un pequeño castaño en medio de ambas mujeres, la noche era helada y silenciosa-

-pronto llegara la mañana-le respondió su hermana tapándolo mejor-

La mujer con una sonrisa cariñosa los apretó más contra sí misma.

-Sakura, Naoko-llamo la mujer esperando la respuesta de sus hijos en esa oscura habitación-

-sí, mamá-respondieron ambos, no se movieron ni se miraron-

-mamá tendrá que irse muy pronto-la mujer sintió el cuerpo de su hija tensarse-pero antes de que eso pase les dejare mi herencia-

- ¿herencia? -pregunto curioso el pequeño varón-

-si cariño, herencia, será doloroso por un tiempo, ustedes saben que mamá nunca les miente, una vez me vaya podrán ser libres de vivir como quieran-dijo con una sonrisa-

-no quiero que te vayas-se quejó el niño-

- ¿que será mamá? -pregunto la niña-

-mis recuerdos-

...

-te enfermarás-

Giro su rostro empapado para encontrase con su hermana mirándolo con ojos suaves mientras sostenía una sombrilla para repeler la lluvia, se agacho junto a él sin soltar la sombrilla y con su palma limpió debajo de sus ojos, dónde parecía diferenciar la lluvia de sus lágrimas.

- ¿los recuerdos duelen Nao? -pregunto con una mirada preocupada y una voz apacible-

-son solo memorias Nee-san, la herencia de mamá-nego suavemente con voz baja, ella le sonrió suavemente-

-vamos, debes descansar-dijo alentándolo a levantarse-

- ¿a ti no te duele? -pregunto alzándose-

-que no llore no significa que no sufra, hay lágrimas que no llegan a los ojos mi querido Nao-volvió a sonreír-vamos, es hora de descansar-

...

- ¿qué haremos ahora hermana? -pregunto cuando la chica le secaba el cabello luego de una ducha-

Con sentimientos a flor de piel habían concordado en quedarse juntos para apoyarse, ambos necesitaban estabilidad en ese momento.

-viajaremos por el mar-le respondió sin detener su acción-llegaremos a la tierra donde el pueblo de los sellos habitaba y encontraremos al protagonista de nuestro dolor-

- ¿lo mataremos? -

-a la mediante-respondió juntando sus frentes-

-primero buscaremos respuestas-dijo como una afirmación-

-buenas noches Naoko-

-cuando terminemos todo esto, ¿me dirás que hizo Konoha para decepcionarte? -

-aun no te rindes-suspiro ella sin soltar la mano de su hermano, estaban frente a frente junto a la oscuridad-

-tengo curiosidad, vi un pergamino-confeso recordando la imagen que le llego cuando viajaban, ella guardo silencio- ¿hermana? -

-más adelante...un día, cuando por fin sepamos todo, ahí te contare-prometió-por favor se paciente-

-sí, esperare-respondió suavemente apretando levemente su agarre-

El pasado y la venganza de los hermanos HarunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora