───✱*.｡:｡✱*.:｡✧*.｡✰*.:｡✧*.｡:｡*.｡✱ ───
Dalia sollozó por ultima vez antes de correr lo más lejos que podia de la horrible escena frente a ella. Su tia, quien practicamente la crió, le alimentó y cuido de ella desde que aprendio sus primeras palabras...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Hershel se ha ido.
La noticia llegó a oídos de las menores, quienes estaban sentadas cerca del campamento con algunas provisiones que Carol les pidió ordenar. Carl, con su característico sombrero, llegó a ellas y soltó el comentario de golpe.
Dalia se levantó del tronco en el que estaba sentada y trotó hacia la granja, llegando a la entrada de esta y deteniéndose al ver como, tanto Gleen y Rick, se arreglaban para salir.
—¿Donde van? La inocente pregunta hizo que ambos adultos titubearán, siendo el más joven quién se acercara a la castaña y colocara una mano en su hombro.
—Necesitamos ir a buscar a Hershel, Beth requiere de su ayuda.
Ambos miraron como la expresión de la niña pasaba de curiosa a preocupada, y luego a determinada. Antes de que pudiera decir algo, Gleen le puso una mano en el hombro deteniendola.
—No irás, Daly. Tu padre nos mataría. Daryl y todos los de la granja les harían pedazos si se enteraran de que la llevaron con ellos al pueblo, sabiendo lo peligroso que era desde un comienzo. Dalia frunció el ceño, preparándose para dar un discurso del porque ella debería ir, cuando Maggie hizo acto de presencia, reemplazando la mano de Gleen por dos de las suyas.
—Yo me ocupo de ella. Vayan.
Ambos le agradecieron y subieron a la camioneta. La pequeña de pelo castaño no pudo hacer nada para detenerlos, solo vio como ambos adultos partían hacia un peligro que ella vivió de primera mano. No pensaba que ambos eran débiles, o que no podían sobrevivir juntos en el pueblo que desconocían, pero su mentalidad de niña creía que, como ella si sobrevivió, podía ayudarles más que dentro de un recinto protegido.
—¿Porque me detuviste? Le hizo un pequeño puchero a la mujer, quien negó divertida y la arrastró consigo dentro de la enorme casa.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Dalia tenía su mirada fija en el juego que mantenían sus amigos frente a ella. Carl y Sophia no podían dejar su juego de cartas hasta desempatar, pero cuando lo hacían, el contrario pedía revancha, llegando a un bucle del cual se aburrió bastante rápido.
