||Capítulo 6: Intervención||

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Anoche me dormí pensando en Janette. Es decir, en el sentido de que conectamos bien a las primeras, cómo si hubiésemos perdido tiempo en conocemos y ahora que lo hicimos podríamos llegar a ser inseparables, un tanto como mi amistad con Frank. Pero a quien engaño, apenas llevo una tarde conociéndola. Falta mucho para eso.

Tal vez sólo estoy algo, digamos, emocionado.
Cómo aquél verano que conocí a Hann, cómo olvidarlo. Mis padres sí que no conectaron con el, y es que la verdad de todo esto es que ellos no quieren, de cierto modo, que hagamos amistades o tengamos vínculos con personas que no sean de nuestro linaje, de nuestra misma clase.

Lo sé, suena un poco egoísta, un poco fuera de lugar, un poco malicioso de su parte. Mis padres piensan que al tener cercanía con ellos, nuestra Fe estaría en peligro de ser expuesta. Por eso no tengo tantos amigos, por eso no invito a muchas personas a casa, salvo a Frank.

Pero quiero, entre muchas cosas, que Janette sea mi amiga. No me vendría mal una nueva relación de amistad para equilibrar la balanza.

Y, en cuanto a Edme, lo que quiero con ella no lo quiero con nadie más. Es decir, Edme tiene todo lo que busco en una mujer. Y eso que no soy del tipo de hombre que tiene ese estándar muy específico sobre alguien.

Es día sábado, sábado de clases en casa. Creo que toca «Psicometría».
-Creo que tengo la excusa perfecta para saltarme la lección de hoy, -digo en voz alta mientras escribo en mi libreta "no olvidar repasar la clase de hoy".

La excusa en cuestión: —Papa, creo que la cena me ha caído mal, pienso que debería recostarme y descansar temprano hoy —le expreso con un rostro de desánimo y pocas intenciones de asistir a la clase hoy.

Por suerte, este me creyó y me pidió tomar una especie de té que según es bueno para los malestares estomacales. Accedí.

Ahhgs, pero a quien engaño, solo quiero disponer toda la noche para ver a Edme. El hecho de que haya aceptado salir conmigo una vez, no significa que deba relajarme y dejarla ir. Ya luego pensaré como pedirle que sea mi novia, mi compañera. Pero quiero tratar de que no solo se trate de lo que yo quiera, sino, de lo que ella sienta también.

Por un momento me replantee si de verdad quería y estaba seguro de empezar nuevamente una relación con alguien. Cómo dije antes, mi relación pasada no fue la mejor.

Para colmo, me repito a mí mismo: «No llores, no llores, no llores». Pero ya es tarde. Así es, yo Abel Sallow, tiendo a llorar cuando recuerdo, y me invade la nostalgia y la inquietud constante de: ¿qué hubiese pasado si me esforzaba más en mantener lo que teníamos?

Ya no puedo regresar el tiempo, por más magia antigua que use. No lo haría para cambiar algo que estaba destinado a fracasar. Solo toca seguir.

Si tienes la oportunidad de superar a tu ex, aprovéchala.

El tiempo pasa y yo sólo quiero escabullirme, salir a buscar a Edme, y llevarle este pequeño detalle.

La campana que usamos como timbre empieza a sonar, salgo de mi habitación hacia la parte inferior de la casa y grito: —¡YO ABROO!

Acto seguido me encuentro con aquel que considero mi hermano, mi compañero de andanzas, Franklin Peterson.

Al mirar más de cerca, observo que no se encuentra solo.

—¡Qué idiota eres! —inicio pasmado por los nervios-Si mis padres la ven aquí me excomulgan, ¿acaso quieres eso?

—En el momento no lo pensé, pero necesito su ayuda, de los dos &menciona Frank algo preocupado.

—Está bien, está bien, pero salgamos. Caminemos un poco lejos de aquí.

—Ahora si, ¿Qué te sucede? Y más te vale que tengas una buena excusa. Si trajiste a Jane aquí a sabiendas de que no me permiten tener visitas, entonces eres un completo idiota.
Mis padres usarán magia para volarte la cabeza.

Nuestras Noches NocivasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora