O1 | Simon Hale.

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Simon Hale

Stiles tenía al pequeño Simon sentado entre sus piernas, los demás cachorros le estaban rodeando, dibujando sobre hojas de papel

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Stiles tenía al pequeño Simon sentado entre sus piernas, los demás cachorros le estaban rodeando, dibujando sobre hojas de papel.

—Bien, entonces, si mezclas el color amarillo con el azul se vuelve verde, ¿Si viste?— estaban pintando con sus pequeños dedos, la pintura no era tóxica para ellos, pero de todas formas miraba que no se fueran a meter los dedos en sus boca.

Simon solo miraba curioso a los demás cachorros, nunca había estado rodeado de tantos, y le daba un poco de miedo hacerlo, por eso no se separaba de él.

De vez en cuando Stiles acariciaba al pequeño para hacerle saber que no se había olvidado de el, sonreía cuando lo escuchaba ronronear ante sus toques tranquilos.

—Maestro, mira!— la pequeña Erika de cinco años le mostró orgullosa su dibujo, los había puesto a dibujar frutas y ella había echo uvas

—Oh qué lindo Erika, se ven deliciosas!— Stiles sonrió cuando vió el pecho de la pequeña hincharse con más orgullo.

Miró al pequeño Isaac, quien estaba mirando su dibujo con una expresión insegura, sonrió ante eso, Erika y Isaac eran hermanos gemelos, pero muy diferentes entre sí, mientras una era más confiada y decidida, el otro era muy tímido e inseguro.

—Isaac cariño, ¿Me muestras tu dibujo?— preguntó y vió como el pequeño dió un salto en su puesto, lo miró y después a su dibujo, al final terminó mostrándolo. —¡Es tan bonito, es una deliciosa piña!

Isaac se sonrojó y le sonrió, estaba más alegre y miraba su dibujo más orgulloso. Los demás cachorros también le mostraron sus dibujos y al final cuando todos terminaron de hacer sus dibujos lo puso en un mural, así todos podían verlos.

—Es hora de la merienda y una siesta!— eso era algo adorado por los pequeños, quienes se fueron corriendo hasta donde estaba el baño para lavarse las manos.

Stiles puso al pequeño Simon en su pecho, tenía una cangurera para cachorros así que se le hacía más fácil hacerlo. El solo tenía su chupón en la boca y miraba como ayudaba a limpiar a los demás.

Después fueron por sus loncheras y se sentaron a comer, Stiles calentó un poco el biberón de Simon para dárselo, el lo recibió gustoso, como si estuviera acostumbrado a el.

Era algo raro, pero supuso que ya le habían enseñado para poder venir a la guardería y que comiera sin mucho inconveniente. Al terminar de comer, varios cachorros estaban dormitando, los acomodó en sus tufones y los arropó.

Scott siempre era el último en dormirse, pero después de un pequeño cuento siempre lo hacía. Stiles tuvo que acostarse con Simon en un tufón, al parecer el no quería apartarse de el y no tuvo más remedio.

—Al fin se durmió.— susurró viendo al pequeño dormir tranquilo junto a los demás cachorros, el aire acondicionado mantenía un ambiente fresco y no se preocupaba por la calor que podrían tener.

¿Mamá?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora