O5 | Protejer.

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Protejer.

Un mes después de aquella cita, e Stiles se sentía en las nubes

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Un mes después de aquella cita, e Stiles se sentía en las nubes. Había tenido unas cuantas citas más con el alfa, a veces se llegaba quedar en su casa incluso, dormía en la misma cama que él y se despertaba a su lado.

Si pudiera flotar de la felicidad ya estaría en la luna, ya todos en la guardería sabían que el estaba saliendo con el papá de Simon y la verdad se alegraba por el, y por el pequeño haciendo el labor de su madre, entendía que para el era esencial.

Mas bien,  estaba un poco orgullosos de el, pues se había encariñado mucho con el cachorro y lo amaba como propio, no muchos omegas podían hacer eso, la mayoría querían pequeños propios, no de otro Omega.

Pero quizás se debió a que Simon estaba lavado, es decir, no tenía ningún aroma de Omega y estaba necesitado, el también lo estaba, lo más que quería era tener cachorros y un alfa, ser amado y amar.

No sabe si fue un ángel quien escuchó su deseo y envió a dos personas para que fuese cumplido. Un alfa necesitando ayuda y amor, y una pequeño necesitando atención y cuidados.

Stiles estaba más que dispuesto a dárselos, tenía mucho amor para los tres. Su Der era un alfa atento, quizás aprendió eso por tener que hacerse cargo de un pequeño el solo, pues los cachorros necesitaban de mucha atención.

Le gustaba mucho eso, no, le encantaba, ver su celular y encontrar pequeños mensajes de Derek, le respondía cuando podía, pues tampoco descuidaba a los cachorros, antes muerto que eso.

El Castaño quería dar otro paso, mudarse con el moreno, así podría estar a tiempo completo con Simon, pero no sabía si era muy pronto para hacer algo como eso, podría ser un intruso en el territorio del ojiverde, sin embargo, ya había estado varias veces en la casa del alfa, y en su cama, éste no mostró ningún signo de molestia.

Ansioso, nervioso e inseguro, esos eran sus defectos, tenía que lidiar constantemente con ellos, pero hacia lo mejor que podía para enfrentarlos, aún cuando las cosas parecían en su contra.

Siempre estaba allí con una sonrisa tratando de ver el lado positivo de las cosas. Nunca se arrepentiría de trabajar en esa guardería y estar a cargo del cachorro, menos de querer ser su madre.

Un día en particular, estaba en su trabajo en la guardería, Simon jugaba en el suelo con algunos peluches, eran las cuatro y media, los padres iban llegando poco a poco por los pequeños.

Todo iba bien, hasta que vió llegar a un señor mayor, su cabello Rubio y ondulado, parecido al de Simon, tenía los ojos grises.
No le dió buena espina.

—Buenas tardes señor, ¿Puedo ayudarle en algo, se perdió?— preguntó cortésmente, tratando de impedir que entrara en el salón a su cuidado, no sabía quién era, no podía dejarlo entrar con los cachorros.

¿Mamá?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora