Celo angelical. [RadioApple] [HIATUS]

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— Más a la izquierda, ¡Demasiado! Mejor más a la derecha. — Charlie entrecerraba los ojos mirando a través del cuadrado que formaban sus dedos. — ¡Casi! Un poquito más a la izquierda.

— Amor, entiendo que estés emocionada. — Vaggie llamó la atención de su novia, puso una mano en el hombro de la princesa y la miró con una sonrisa apenada. — Pero hay que darles un respiro.

— ¡Por favor! ¡Estos brazos no están hechos para arrastrar sofás! — se quejó Angel dejándose caer en dicho mueble, Husk, quien también estaba ayudando a moverlo, se sentó en la otra punta para descansar.

— ¿No se supone que tú padre puede hacerlo todo en un segundo? — reclamó molesto, se supone que era su día libre, debía estar relajándose con alguna botella barata, no arrastrando muebles que pesaban toneladas.

— Pues, sí, puede hacerlo, ¡pero es mucho más especial si lo hacemos nosotros!— alzó los brazos con una sonrisa. El par de pecadores rodó los ojos y Vaggie suspiró, no podía cambiar a su chica.

— ¿Qué tal si le preguntamos si nos puede ayudar un poco? No tiene que hacerlo todo y sólo será por hoy. — trató de razonar con la princesa, Charlie la miró dudosa. En serio quería que fuera especial, y no había nada más especial que el esfuerzo que uno mismo le ponía a sus metas, pero...

Angel parecía estar a punto de morir de una pulmonía y Husk estaba hecho bolita en una esquina del sofá, no parecía que se fueran a mover en un buen tiempo.

— Bien. — soltó un bufido, finalmente cediendo. Sus brazos se colocaron en sus caderas con firmeza, mirando a sus amigos. — ¡Pero solo este piso!

— Como tú digas. — ambas comenzaron a caminar hacia las escaleras dejando al par colapsar tranquilos. — Por cierto, ya terminé de colocar las sábanas, mantas y claro, almohadas.

— ¡Genial, gracias Vaggie!

Luego de la última exterminación, la cual fue exitosamente detenida, el hotel fue reconstruido debido a la destrucción que sufrió durante la pelea. Gracias a todos los que amaba el hotel estaba de nuevo en pie y mejor que nunca, era más grande, más hermoso, más luminoso, era perfecto.

Tenía a su padre cerca luego de tanto tiempo y su proyecto por fin se veía posible, era el momento de darlo todo y no detenerse hasta lograrlo. En esos momentos, los últimos arreglos estaban siendo hechos, amueblar las habitaciones, preparar itinerarios, reabastecer todo lo necesario para el edificio, entre otros deberes. Nada ni nadie podía arruinarlo, era simplemente un sueño.

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