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Vaggie voló con toda la velocidad que le permitian sus alas, no era muy difícil de distinguir por dónde había ido Lucifer, sólo había que el rastro de los edificios caidos y las marcas de pisadas incrustadas en la tierra. Claro, eso sin tomar en cuenta los gritos y gruñidos que se escuchaban a kilómetros.

La ciudad era un caos, demonios corriendo de un lado a otro tratando de huir del peligro, otros grabando lo que sucedía, con eso presente lo más probable es que las noticias ya estén hablando sobre lo que ocurría; y por supuesto, algún pobre desgraciado que se cruzaba en el camino de la bestia y era literalmente tirado por los aires.

Charlie, quien iba encima de Razzel, no se sentia capaz hacer otra cosa que observar conmocionada. Lo que le estaba sucediendo a su reino no tenía procedentes, juro que protegería a su gente, pero no imagino que tendría que mantenerlos a salvó de su propia sangre.

Jamás pensó que un celo angelical podría causar algo así, mucho menos que afectaría a su padre, alguien tan indefenso (no en el sentido literal) y dulce. La naturaleza omega resultó ser más fuerte de lo que pudo haber imaginado nunca.

Recordó la conversación que había tenido con su padre años atrás, cuando se lo explicó por primera vez ella era una niña, no dimensionó la gravedad de las palabras.

¿Por qué te fuiste, papá? —  Ella había llorado tanto ese día, feliz de ver de nuevo a su papá, triste de haber estado lejos por tanto tiempo. — ¡Me dejaste sola!

¡No, no lo hice! ¡Mamá estuvo contigo! — la alzó y la sentó en su regazo. — Supongo que es mejor explicártelo ahora, 110 años es una edad madura... Creo.

Sonrió con nostalgia.

Charlie, los celos celestiales no son como los de los demonios, aquí duran alrededor de unos tres dias, lo máximo es una semana, ¿Verdad? Los celos angelicales duran tres meses.

Apretó el pelaje del que se sostenía, Razzel hizo un pequeño sonido preocupado.

Pero no es para tomar a la ligera, un celestial puede perder el control de sus instintos, ceder a ellos y perderse a si mismos, no es algo bonito de ver. — Recordó la risa incómoda de su padre. — Es por eso que se recomienda un lugar cómodo y cerrado donde pasar el calor, un lugar donde nadie corra peligro, porque sí, alguien puede salir herido si se acerca al omega en el momento equivocado.

Charlie por fin entendía a qué se refería, no era una exageración, carajo, jamás lo fue.

— ¡Pero no es tan malo! En su mayoría... Si el omega está junto a su alfa se concentrará únicamente en él o ella, la atención se reducira a calmar el calor y nada más.

Entonces los alfas jugarian sólo con su omega.

— Sí, jugar... ¿Mamá te dijo eso? — La pequeña asintió, Lucifer sonrió risueño. — Por supuesto.

Celo angelical. [RadioApple] [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora