Capítulo XXXIX

751 69 90
                                    

Su cuerpo se retuerce desesperado por liberarse de las apretadas ataduras en su cuerpo, su garganta duele por tantos gritos de agonía que soltó y pedidos de ayuda que había exclamado horas atrás, sin ser escuchado ni tomado en cuenta por su captor, quien sonríe ante los insultos que recibe.

Sus ojos se llenan de pánico al notar el hierro a fuego vivo que sostiene su captor y acerca este a su piel, intenta forcejear o aflojar las ataduras, pero a pesar de sus intentos por liberarse o de intimidar al captor con sus gruñidos, mostrar sus colmillos o golpear su cola cual látigo, no podría hacer nada al estar fuertemente inmovilizado, por lo que no puede evitar temblar del dolor junto a otro alarido desgarrador escapar de su garganta cuando siente el toque del hierro a rojo vivo destrozar su piel, justo en medio de su pecho para ser visto siempre, dejando la forma de un símbolo que su captor no tarda en explicar su significado con malicia en su voz.

— Con esto, ahora eres de mi propiedad como el resto, y como tal, debeis obedecer a TODO lo que diga ¿os quedó claro?

No responde, en lugar de eso, logra atacar a su "dueño" al soltarse de una de sus ataduras, logrando lastimar su rostro de un zarpazo.

— ¡Argh! Ya verás...

Es atado con mayor fuerza por más hombres, su cabeza es sujetada con brusquedad y comienza a suplicar cuando ve al mayor acercarse con navaja en mano a su ojo...

Chile despierta sobresaltado y sudoroso, con el corazón a mil por hora, de no ser country, creería que estaría al borde del ataque cardíaco.

Le toma más de lo debido darse cuenta que se haya en el hospital, por lo que suspira aliviado al notar su pesadilla que, por mucho que le gustaría nombrarla así, en realidad sería un recuerdo amargo de... aquel español, antes de ser vendidos al inglés. Al menos ya fue cosa del pasado, pero si se pone a pensar en el ahora...

Chile mira con pesar bajo aquella tela que cubre su pecho, notando las miles de cicatrices que se provocó con tal de cubrir aquel símbolo, siendo ahora solo un sector de piel irregular que ya no representa nada, pero que sus hermanos aún conservan en otros lugares de sus cuerpos y que ocultan a toda costa, siendo una herida y recuerdo desagradable que, para bien o para mal, comparten entre todos. Se sobresalta al notar la presencia de cierto alfa alemán que pudo observarlo desde el principio a menos de un metro de su lugar, sentado al lado de la camilla con un aspecto desaliñado, pero mejor a comparación de la última vez que lo vio.

Su corazón se contrae cuando los recuerdos de la pérdida caen de golpe al verlo, a lo que acaricia su abdomen inconscientemente mientras su ojo se cristaliza sin poder evitarlo. Second toma su mano al instante, alejando esta de ese lugar y dejando que el lazo hable por ellos, compartiendo el dolor y tristeza a través de este hacía su alfa y recibiendo comprensión en respuesta.

— Aquí estoy, meine lieben ¿Qué deseas? Haré cualquier cosa — susurra su amado con dulzura y firmeza a la vez, con una devoción que nunca había visto.

— ... Quédate conmigo, por favor — Chile murmura su respuesta con la voz rota, al borde del llanto.

— Iré a donde tú vayas, hoy y siempre — asegura el más alto mientras lo abraza con fuerza.

— ... Quiero... Quiero darte cachorros, pero... — intenta explicar entre sollozos, pero Second lo calma liberando feromonas mientras soba su espalda.

— Shh, Shh... tendremos todos los que queramos, meine lieben. Pero ahora, necesitamos recuperarnos... necesitamos sanar.

El chileno asiente con duda, ya no creía poder volver a estar en cinta. Pero por Second, lo intentaría una y mil veces hasta lograrlo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 06 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Rusame [Mafia AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora