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Pov Tom

Al regresar a este lugar, las emociones me embargan de una manera abrumadora. La alegría de volver a mi hogar se mezcla con la nostalgia de los recuerdos que inundan mi mente como un torrente imparable. Cada paso que doy por los pasillos del castillo me transporta a momentos vividos con mi gran amor, momentos llenos de amor y pasión. Al llegar al salón donde le entregué mi corazón, puedo sentir su presencia en cada esquina, como si el tiempo se hubiera detenido en ese lugar. Me invade una profunda tristeza al recordar cómo nuestra historia de amor llegó a su fin, y me atormenta la pregunta de por qué fui tan cobarde al dejarle partir. A pesar del dolor y la distancia, el amor que siento por el sigue ardiendo en mi interior, como una llama eterna que se niega a extinguirse.

Una mano cálida toca mi hombro, sacándome bruscamente de mis pensamientos. Al girarme, una sonrisa se dibuja en mi rostro al reconocer a mi mejor amigo de mis días de estudio en este mismo lugar.

-Severus! -Lo abracé con fuerza, sintiendo una oleada de felicidad al verlo después de tanto tiempo. -¡Ha pasado tanto tiempo!

Severus devolvió mi abrazo con firmeza, y su mirada reflejaba el mismo torbellino de emociones que yo experimentaba en ese momento.

-Te extrañé tanto, Tom. Las cosas no fueron iguales desde que te fuiste -dijo con un toque de tristeza. Al separarnos, no pude evitar notar el brillo de las lágrimas en sus ojos.

Aún puedo recordar vívidamente cómo me hice amigo de este niño tan dramático. Lo recuerdo con un cálido afecto y con ligera melancolía. Fue durante mi cuarto año en Hogwarts, mientras él cursaba su segundo. Aquel día, lo vi siendo acosado por unos chicos de Ravenclaw de una manera cruel. Normalmente, no soy el tipo de persona que suele intervenir en situaciones así, pero algo en ese niño despertó una sensación desconocida en mí, como si me viera a mí mismo reflejado en él. Sin poder resistirlo, intervine y lo defendí de aquellos matones. Desde entonces, se aferró a mí como una garrapata y me proclamó su mejor amigo.

-Oh, no llores, Severus. Ya no eres un bebé, mírate, eres todo un adulto -dije mientras tomaba su mano y le sonreía, transmitiéndole confianza. Al notar el gran diamante en su dedo anular, exclamé -¡Oh, por Merlín, te casaste! Espera un momento, ¿no me digas que fue con Black? -Levanté una ceja.

-Jaja, qué te puedo decir. Al final, sí caí ante sus encantos -respondió Severus con una pizca de diversión.

-Severus, casado con Sirius Black, nunca me lo hubiera imaginado -comenté con una sonrisa, tratando de procesar la idea.

Severus asintió, con una mirada que reflejaba felicidad. -Sí, así es. Siempre me lo dicen. Será mejor que vayamos al comedor. Pronto comenzará la ceremonia para los niños de nuevo ingreso, luego tendremos tiempo para hablar y ponerte al corriente de todo -dijo con nerviosismo y angustia, lo cual me dejó intrigado.

Intrigado por la tensión en su voz, seguí a Severus hacia el comedor. Mientras caminábamos, me preguntaba qué podría estar causando su preocupación. ¿Qué tendría para contarme que lo ponía tan nervioso? La curiosidad me consumía mientras nos acercábamos a la ceremonia de bienvenida para los nuevos estudiantes.

Al llegar, me vi obligado a saludar a cada maestro, aunque sinceramente no me interesaba mucho. Tomé asiento, esperando con impaciencia el inicio de la ceremonia. A pesar de los intentos de los maestros por entablar conversación, preferí limitarme a respuestas cortas y directas. Cuando los alumnos de grados mayores entraron por la puerta, esperaba encontrar algo interesante, pero solo vi una multitud de adolescentes en plena pubertad, bastante común y nada fuera de lo ordinario.

Minutos después, mi corazón se detuvo por un instante al ver llegar a los alumnos de primer año. Entre ellos, un niño captó toda mi atención de manera abrumadora. Una energía desconocida me impedía apartar la mirada de él. Mi estómago se retorció y mi boca se secó de repente. Aquel niño era la viva imagen de mi Jamie, mi gran amor perdido. Era como si lo hubieran clonado, aunque con ciertos toques de elegancia que lo hacían aún más cautivador, y unos ojos verdes tan brillantes extrañamente parecidos a los míos. La similitud era impactante, como si el destino se estuviera burlando de mí, recordándome dolorosamente lo que había perdido.

¡No hay duda! Ese niño era hijo de James. Solo bastaron unos instantes para confirmarlo al escuchar su nombre, "Harrison Marvolo Potter", y luego escuchar al sombrero gritar "¡Gryffindor!". ¡Por Merlín, tenía mi nombre! Los parecidos entre él y yo eran escalofriantes. ¿Será acaso que...? No, no, no. James me hubiera dicho si esperábamos un hijo. No podría ser posible. Me fui algunos meses después de terminar Hogwarts, así que él me lo habría dicho.

Con el corazón agitado y la mente inundada de interrogantes sin solución, me hallé frente a Harrison, un vivo reflejo de James.¿Sería concebible que James me ocultara un gran secreto como este? No, resultaba demasiado improbable. Aun así, la incertidumbre perduraba, estando en el ambiente como una sombra perturbadora.

Profesor Riddle...? [T'R/ J'R'P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora