3. Que

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-¿Qué día es hoy, Maxie?-Preguntó con un bostezo intermedio entre la frase.

-Dieciséis de septiembre— Besó con lentitud sus labios sintiendo el dulce que había sobre ellos cada vez que despertaba.

Y sobre la mesa terminaron comiendo la fruta en rebanadas que Max había picado y preparado con el yogurt favorito de Checo.

De la garganta del mayor escapaba una armoniosa melodía que sonaba cada vez que tragaba, Max pudo recordar que aquella melodía salía de los labios de Checo cuando se sentía muy feliz y eso alegraba de sobremanera a Max ¡Por Dios! Le encantaba ver a ese hombre con alegría en el rostro. Max daría su vida misma para que Checo nunca tuviera que atravesar la melancolía y en él hubiera una sonrisa como aquella cada mañana.

-¿Te gustaría salir hoy, Checo?-El castaño después de masticar la fresa que había llevado a su boca asintió con una chispa en sus ojos bañados en oro-¿Qué te parece una cita? Hace tiempo que no tenemos una ¿No crees?—.

-Sin duda alguna-Contestó asintiendo la cabeza-Necesito una cita con el amor de mi vida ahora mismo.

-Uh-El rubio se puso de pie para ir junto al castaño quien también se levantó de su asiento pasando con delicadeza sus brazos sobre los hombros de Max y sintiendo sus manos reposadas sobre su cintura-¿No crees que se pondría celoso de que salieras conmigo?

-Eres un idiota, Max Verstappen.

-Y yo te amo tanto, Sergio Pérez.

Copito llevaba una correa en su cuello, aunque de nada servía eso porque se había soltado del agarre de checo apenas llegaron al parque y el cachorro vio un pajarillo dando brinquitos sobre el césped.

Copito había llegado a sus vidas años atrás mientras en una cita en la noche después de cenar en un restaurante el frío hacía volar el cabello rubio de Max contra su rostro y las manos de Sergio se encontraban como un témpano, para Max todo era peor, pero no lo admitiría, le gustaba ver a su amado usando su ropa, la chaqueta de cuero de Max llegaba por abajo de los muslos de Sergio y la nariz del castaño podía notarse roja bajo la luz de la luna.

Caminaban entre las calles antes de llegar a su vivienda en Mónaco, iban tomados de las manos sacando vapor cada vez que separaban sus labios, así que intentaba no hacerlo por la frialdad de la noche.

Mientras sus ojos revoloteaban de árbol en árbol encontrando miradas cruzadas en ellos y una chispa de brillo en el azul y el cafe con un poco de verde, escucharon un pequeño quejido detrás de una pila de basura, ni siquiera tuvieron tiempo de ignorarlo cuando volvieron a escuchar otro y sin dudar se aproximaron hacia el lugar donde se estaba produciendo aquel sonido tan lastimero. Detrás de un bote de basura y debajo de una caja; un cachorro de pelaje blanco estaba tan delgado que ni siquiera se podía mantener sobre sus propias patas, temblaba al sentir el viento fresco en su pelaje. La pareja no tenía idea de cuántas noches había pasado bajo aquella caja ni la última vez que comió, pero por lo que sospechaban se había mantenido por la comida que desechaban en la basura, el refugio que tenía en la caja y el calor de la basura apilada.

Sergio y Max aquella noche atraparon un resfriado, pero lo importante era que el cachorro estaba caliente en la chaqueta del menor y ahora producía un sonido satisfactorio entre los brazos de Checo.

Copito era una hembra que le encantaba juguetear y brincar de un lado a otro cuando veía algo volar cerca de ella, podría ser un pájaro o quizá una mariposa, incluso una abeja, ella los perseguía como si de eso dependiera su vida.

Y mientras Max y Sergio reían con un chiste terriblemente malo que Max había inventado, descuidaron por cuestión de minutos a la cachorra, sin darse cuenta mientras Copito perseguía un pajarillo de color rojo, cruzó una calle sin ver que un coche se estaba aproximando a ella.

¿Qué día es hoy, Pecas? \ CHESTAPPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora