4. Te

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Ese día Max despertó con fuertes dolores de cabeza.

Aquella tarde no se sentía bien y aunque tratara de que Sergio no se diera cuenta, él lo hacía, siempre lo hacía.

El último año, Max había perdido la capacidad de la fluidez; al hablar, al leer, al pensar y él creía que incluso al existir.

Checo seguía siendo checo, nunca había tratado diferente a Max, el rubio pensaba que era por lástima, porque él sabía que no era el mismo hombre del que se enamoró y deseaba con todo el dolor de su corazón que las cosas fueran diferentes, que su memoria estuviera crea do más recuerdos junto a su prometido y no olvidando los que ya tenía.

Porque aunque estaba vivo y sus pulmones se llenaban de aire, el recuerdo de Sergio cada día se esfumaba más.

A veces olvidaba el color de sus ojos o el sonido de su voz, de su risa, su aroma tan delicado a vainilla y el brillo que había en su mirada cuando le decía "te amo", ahora se lo decía más seguido para tener la imágen vivida de su pecas al escuchar ser amado, no podía permitirse el lujo de olvidarlo.

-¿Qué día es hoy, Maxie?—

En la mañana Checo había despertado llenando de besos el rostro de Max, provocando que el menor despertara envuelto en risas doradas, cuando los besos terminaron, Max tomó una postura cansada y molesta -a lo que checo podía leer- y cubrió su rostro con una almohada.- ¿Max, mi amor estás bien?-Preguntó preocupado el castaño, acariciando el cabello dorado de su novio

-Déjame solo, Checo-Contestó aún contra la almohada -Hoy no quiero hacer nada.

-Bien, hagamos nada juntos.

-¡No!- Se quejó el rubio retirando la almohada y sentándose sobre la cama-Tú tienes que hacer algo Checo, yo no puedo más porque no recuerdo cómo mierda hacerlo ¡¿Es tan difícil de comprender?! Se levantó de la cama y se marchó después de ponerse un pantalón de pijama.

-Maxie...

-Si yo me hundo, tú tienes que seguir flotando, Sergio- Y cerró la puerta tras él.

Era uno de esos días, uno de los malos donde el ánimo de Max estaba junto a Satán y aunque eso no molestara a Sergio, definitivamente no le agradaba que últimamente esos días se estuvieran multiplicando.

Escuchó a Max servirse el desayuno mientras él seguía en cama pensando en qué podía hacer para animar a su amado y durara la mayor cantidad de tiempo posible, no importaba si fuese una hora o incluso una semana completa, checo sería feliz de hacer feliz a Max.

Vagando por la habitación sobre la punta de sus calcetas veía los marcos de las repisas, marcos de fotografías que tenían juntos, había uno de su primera cita, del día donde habían rescatado a Copito, de la pedida de mano y de...

"La pedida de mano ¡Eso es!" Pensó Checo.

Hace años atrás cuando se habían enterado del Alzheimer no se volvió a tocar el tema de la boda después de una discusión que hubo ¿Y por qué? Porque Max estaba seguro de que un día cuando él no lo recordara Sergio lloraría y él no quería ser la causa de ese dolor, de ese llanto, no quería a personas que en un par de años hablaran sobre ellos dos diciendo cosas como "Yo fui a su boda, es una lástima que ya no pueda recordarla" las bodas tenían que ser un momento sagrado para ambos, que al recordarlas no trajera más que momentos de felicidad y sabía que con exactitud si esa boda se llevaba a cabo sólo traería tristeza a quien pensara en ella.

Sergio aún llevaba su anillo con el que Max le pidió que fuera su esposo, no se lo había quitado después de ese día.

Y que Dios lo perdonara por lo que iba a hacer, pero esta vez no cumpliría los deseos de Max.

¿Qué día es hoy, Pecas? \ CHESTAPPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora