capítulo 5: El Reencuentro

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Khaterine camino por las calles de Italia tarareando en vos baja y observando la hermosa vista de su ciudad, debía decir que Rimini era hermosa cuando era una niña pequeña que iba detrás de su padre matando a los idiotas.

Pero hoy era como estar en el polo norte las calles estaban cubiertas de nieve y estaban vacías por las altas temperaturas, podía decir con orgullo que era una de las únicas personas que podía vagar por las calles sin sufrir congelación.

Algo muy raro de ver, nadie podía sobrevivir mas de unas horas fuera de casa, no importaba cuan abrigado estes podías sentir que tu cuerpo dejaba de funcionar y que pronto serias una estatua de hielo.

Miro en silencio la estatua que estaba delante de ella, era un niño pequeño quien al parecer ignoro las advertencias y salió de casa por mucho tiempo.

- Cazzo – maldijo, tomó la estatua y la llevó al almacén donde había más esperando a ser reconocidos, bufo con molestia alejándose, debido a que era la única que soportaba las altas temperaturas era quien patrullaba, aunque era inútil.

Era inútil patrullar una ciudad que estaba muerta, una ciudad que ya nadie quería habitar.

- Hola Neemias – saludo al pasar junto a él quien diría que después de tanto tiempo lo vería.

- Khaterine – dijo apoyándose contra un poste ignorando los vientos helados.

- Que quieres ... Misael -dijo fríamente mirándolo si era Misael significaba algo grande ese chico no salía ni que lo amenacen de tortura.

Bueno no es que este molesto por eso simplemente le gustaba dormir.

- Aparecieron más – respondió mientras se separa del poste y vio que estaba mojado, sabia que el usaba el agua para no congelarse, cuando le pregunto simplemente se encogió de hombre y respondió que derretía el hielo.

No entendió en ese momento hasta que vomito, el hielo se formaba por el agua que tenían en el cuerpo Neemias lo derretía, pero hacía que su cuerpo tuviera exceso de agua y tuviera que expulsarlo.

- El momento está cada vez más cerca – se dio cuenta mirando el cielo blanco y sonrió finalmente se estaba acercando el momento que todo esto terminaría.

- Ven vamos a la mansión – dijo al ver que estaba por volver a vomitar.

Una vez que ingresaron a la mansión khate lo llevo a la sala y le ordenó a sus sirvientes que trajeran Te.

- Crees que algún día ... - su mirada se dirigió hacia un lado en silencio sintiéndose agobiada de solo pensarlo, pero él sabía a qué se refería.

Si algún día todo terminaría toda esta tragedia – no lo sé Khate, tal vez cuando encontremos los responsables – respondió apretando los dientes enojado, no con ella si no con algo más.

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