Lunes. Todo mundo odia los lunes, sienten ese peso en su espalda al saber todas las cosas que tienen que hacer hasta llegar al sábado y descansar un poco el domingo y volver a la misma rutina agotadora de la vida.
Lunes.
Evan odia los lunes, no hay nadie en casa hasta las doce y media a excepción de él. Su hermano se va a la escuela y su padre se pone a trabajar, él solo tiene que estudia por su cuenta en su habitación.
Aunque ya sabe lo esencial como leer, escribir, sumar y múltiples, su padre quiere que aprenda más cosas, y por eso es que hoy lunes iba a llegar un profesor para enseñarle.
Miedo, otra vez siente esa sensación, que doloroso, no le gusta para nada sentir eso, aunque nació con ese miedo todavía no se acostumbra a él.
Esperando al profesor en la sala junto con sus cuaderno y su mejor amigo que a petición de su padre pidió que lo dejara en la mesa y que no lo tocara.
Nervios. Es como si tuviera espasmos por todo su cuerpo, a cada momento siente escalofríos y aveces le tiemblan los pies.
Al saber que va a hablar con alguien más no le gusta la idea.
Solo tendría que soportar, puesto que ya le causó muchos problemas a su padre por no querer ir a la escuela.
En verdad preferiría estar en la escuela que en casa con alguien desconocido que lo va a estar mirando hasta las doce, expercionando y clavando toda su atención en él.
— Fredbear, ¿tú crees que sería buena idea ir a la escuela?—
— claro amiguito, ¿quieres ir a la escuela? —
— si, preferiría estar ahí que aquí.—
—¿por qué?—
— porque no me gusta estar solo en casa, y más con alguien que no conozco ¿y si me hace daño?—
— tu padre Vedria corriendo si eso llegase a pasar.— respondio el muñeco mirando fijamente al menor.
— ¿y si no llega a tiempo?—
—....—
— Fredbear. Ayer me preguntaste si quisiera que mamá volviera.— el niño mira el techo, mientras se inclina con la silla para tener una mejor vista —Creo que no hay respuesta a eso.—
— ¿por qué? —
— porque me daría igual. Yo creo que si ella volviera nisiquiera me acercaria a abrazarla. No la conozco,...y los desconocidos dan miedo. —
— ¿a que le tienes miedo...Evan?—
—....no lo se — el niño mira a su amigo mientras que este no le quitaba la vista de encima. Aunque sea un muñeco o por el hecho que Evan estaba medio loco podría jurar que su muñeco lo mirada con curiosidad aunque este no tuviera expresión alguna. — ¿tú a que le tienes miedo? —
— no le tengo miedo a nada. —
— eso es imposible —
— todo es posible pequeño Ev...—
— ¿y volver a la vida? — pregunto con un notable temor y nerviosismo — ¿y que hay de morir?...eso es imposible de detener. —
El muñeco solo lo miraba, como si estuviera pensando en que responderle al niño.
— nada es imposible pequeño...todo es posible en esta vida—
—¿como lo sabes?
— porque lo se, eres muy pequeño para entender.
— si eso es cierto...entonces Elizabeth podría volver...—
—claro...estoy en eso—
...
Tristeza. Michael no sabe como sentirse aparte de Triste.
Sentía esa emoción por el simple echo de reprobar el año. Se puede decir que siente más miedo que tristeza.
¿Miedo? Si, su padre lo golpeara por hacerle gastar dinero en una basura como él, dinero al agua. ¿Pero que se puede hacer? Lo hecho hecho esta.
Por lo menos tiene el dinero que su padre le dio hace unos días atrás.
Pero si él quisiera se lo quitaba. Por eso tendría que hacer lo posible para que no le quite ni un centavo, y eso seria hacer lo que William dijo, ayudar a su hermano. Aunque no lo guste tendrá que hacerlo.
ESTÁS LEYENDO
Ansiedad Social
RandomPara las personas con trastorno de ansiedad social, las interacciones sociales cotidianas son motivo de ansiedad irracional, miedo, timidez y vergüenza.