❝Ma, Chaeng volvió a electrocutar a Nayeon con la raqueta para mosquitos.❞
❝Mamá ¿Podemos desayunar helado?❞
❝Mami, Tzuyu huele mal de nuevo❞
❝M-mamita querida de mi corazón... ¿Sa-sabes que te quiero, verdad?❞
Jihyo se encontraba al borde de quedar...
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─ ... Y Mingyu aún piensa en que sería lindo tener un varón. ─ Explicaba Jihyo a su comadre Jisoo, mientras sostenía a su pequeña de tan sólo unos cuantos meses. ─ No me malentiendas, Mingyu adora a Nayeon, pero... Ya sabes, creo que preferiría un niño.
─ ¿Sabes? Tienen que hacerlo un jueves.
─ ¿Jueves?
─ Sí, ya sabes. ─ Respondió como si fuera obvio. ─ Liberen sus agendas, pongan el ambiente y concéntrese en el cuchiplanche. Si lo hacen un jueves, sale un niño asegurado.
─ Creo que no perdemos nada intentando...
Y así fue. Un jueves, sin haberlo planeado demasiado, Jihyo le dió una oportunidad a eso de hacerlo un jueves. No le dijo a Mingyu el objetivo de su plan, pues quería sorprenderlo, pero eso no fue un problema. Él estaba encantado.
Con el pasar del tiempo, se terminaron por dar cuenta de que, producto de su noche de pasión, una segunda bolita de alegría venía en camino. Mingyu se apresuró a contarle a sus compañeros de trabajo que tendría un niño, por lo que estos le regalaron varios conjuntos de ropa y juguetes "de niño". Jihyo no sabía como decirle que, en realidad, ese "niño" era una niña.
Con una sonrisa nerviosa, Jihyo se armó de valor para compartir la noticia con su esposo. Lo encontró en el salón, rodeado de ropita azul y juguetes de acción.
─ Mingyu, cariño... ─ empezó Jihyo, con un tono que trató de ser lo más delicado posible.
─ ¡Jihyo! ¡Estás aquí! Mira todo lo que me regalaron, ¡es increíble! Estos chicos saben cómo celebrar la llegada de un futuro futbolista. ─ Mingyu mostraba una mezcla de emoción y orgullo mientras exhibía una miniatura de balón de fútbol.
Jihyo tragó saliva, preparándose para la tormenta que se avecinaba.
─ Eso es genial, cariño. Pero... tenemos que hablar sobre algo importante.
Mingyu la miró con curiosidad, dejando los regalos a un lado.
─ Resulta que... bueno, nuestra nueva incorporación a la familia no es exactamente lo que esperabas.
Mingyu frunció el ceño, confundido.
─ ¿A qué te refieres? ¿No es un niño?
Jihyo desvió la mirada, sintiéndose culpable por decepcionarlo nuevamente.
─ Bueno, verás... es una niña. Otra niña.
El rostro de Mingyu pasó por un ciclo de emociones en cuestión de segundos. Primero, incredulidad. Luego, asombro. Y finalmente, resignación.
─ ¡Otra niña! ─ exclamó frustrado, dejando caer su cabeza hacia atrás en el respaldo del sofá. ─ Bueno, al menos Nayeon va a crecer con una hermanita...
Jihyo suspiró aliviada, al darse cuenta de que su esposo lo estaba tomando mejor de lo que esperaba.
─ Sí, eso es cierto. Dos princesas en casa, ¿qué más podemos pedir?
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