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~/~/2014

Viernes por la tarde, salía del instituto aflojando la corbata de su uniforme, era sofocante y eso lo asfixiaba. Abrió su paraguas al sentir la fuerte llovizna, la cual no había escuchado por llevar los auriculares a alto volumen toda la clase. Camino a casa iba lo más lento que podía, llegar significaba escuchar a sus padres gritar, sin embargo, apenas salir del instituto una bolita de ropa llamo su atención, estaba resguardada de la lluvia bajo la estación de autobuses hecha un pequeño puño, reconocía ese abrigo rosa pálido.

Se acercó con cuidado y retiró sus audífonos para ponérselos al contrario y abrazarlo con cuidado. Era un día con tormenta y rayos, al parecer esa lluvia llevaba al menos media hora.

Si algo sabía Sanzu es el temor que Rindou le tenía a las tormentas, más cuando habían rayos, eso lo ponía muy nervioso.

— Rin... No tenías que quedarte a esperarme... ¿No sabías de la tormenta que venía? — un sonido de negación fue lo que obtuvo. — Bien... Iremos a mi casa, cierra los ojos.

En ese entonces Rindou tenía 15 y Sanzu 13, aunque Rindou era unos dos centímetros más pequeño, lo cargo con cuidado en su espalda, subió el volumen de la música en los audífonos para que Rindou no oyera la lluvia, le cruzó las piernas por la cintura y empezó a caminar a su casa cubriéndose a Rindou y a él.

Ambos estaban en el mismo instituto pero ese día Rindou había salido más temprano y se decidió por esperar a Sanzu, sin embargo, cuando la lluvia empezó era muy leve, y de pronto, uno, dos, tres y más relámpagos lo asustaron, se hizo una bolita en el asiento, cubrió sus oídos intentando ignorar el ruido y su pequeño llanto empezó a ser opacado por la lluvia, lo cuál fue un problema ya que estaba solo y asustado.

Solo dos personas sabían ese temor que tenía, a las tormentas, a los ruidos fuertes y a ser el centro de la atención. Solo Ran Haitani y Sanzu Haruchiyo lo sabían.

Al llegar a casa de Sanzu este entró y cerró la puerta para luego dejar a Rindou en él sofá de su casa y quitarle los auriculares con cuidado. Al ver sus labios temblorosos y algo morados lo envolvió en su abrigo y caminó a la cocina.

— Te prepararé un chocolate caliente... — desde la cocina podía ver y hablar con Rindou así que mientras calentaba la leche lo miró. — Te he dicho que cuando salgas antes que yo y sepas que va a llover vayas a tu casa... Tu hermano siempre te dice cómo estará el clima Rin...

— Y-yo... Quería que saliéramos juntos hoy... Salí antes que Ran así que no me pudo advertir... Y mientras te esperaba empezó a llover... Pensé que sería poco pero luego llovió más... Y los truenos... — jugó con sus manos arañándolas sin darse cuenta por los nervios.

— Está bien... Pero la próxima fíjate ¿Si?... Si me hubiera ido por otro lado no te habría visto ahí... — llevó la taza con chocolate donde Rindou y se la dió. — Anda, bebelo.

Rindou bebió con cuidado el chocolate caliente, miro la hora y ya eran las 4:36 p.m. probablemente no dejaría de llover hasta dentro de mucho.

— Puedes quedarte, llama a tu hermano y avisale que no iras, que estarás aquí. — habló Sanzu besándole la frente.

— Gracias Haru... — sonrió enternecido hasta que un fuerte trueno cayó y lo hizo temblar. — Ah...

— Calma... — lo envolvió entre sus brazos mimándolo.


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Miradas |Rinzu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora