Dr. Purnell

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"Sabes Simon, las pastillas por sí solas no te harán sentir mejor. Tendrás que hacer algo mejor que eso."

Alguna vez, en alguna consulta te dije eso, ¿Hiciste caso? Tu apariencia deja mucho que decir.

Me pasé de consultas que debo darle a un paciente contigo, no debería.

Pero tu madre pide mucho por ti, piensa en ella también.

¿En qué mundo estás?

Despierta.

—Simon, despierta.

Abrió sus ojos y me miró como si hubiese revivido, mira a su alrededor y veo como ese brillo se desvanece.

—¿Qué viste? ¿Qué hacías?— Me senté al lado de su silla de ruedas y lo observé con atención, pero no dijo nada, no veía avances en él.

Y aunque las pastillas hicieran algo, él las mataba con el dañino cigarro.

—Sigues fumando. Puedo olerlo.

Me miró con evidente molestia, era un hombre difícil, no le gustaba ser reprendido.

Pero las cosas no son así.

Debe mejorar.

Puede hacerlo.

¿Qué te detiene?

¿Qué?

—Sé que me ves como un intruso o un hombre malvado en tu mente, ¿Crees que quiero controlarte o algo así? Si te pido algo que conlleve poner confianza en mí, ¿Lo harías?

Él niega.

—Lo sabía, solo ten en claro que de alguna forma quiero ayudarte, pero me haces luchar con el monstruo más grande de tu mente, el cargo de desconfianza hacía mí, hacía los que te rodean, dime, ¿Te haz intentando desahogar con alguien?

Silencio.

—Así no podré sacar ningún diagnóstico hoy.

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Eres complicado, Simon.

Solo te pones a la defensiva con simples preguntas.

Estás amarrado a esa silla.

No, no hablo de la de ruedas.

Sal.

HUYE.

CORRE DE AHÍ.

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La paz pronto llegará a tu vida.

Decadencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora