No puedo negar que todo en mi vida está yendo de mal en peor.
Las pastillas.
Pensamientos.
Píldoras...
Pero esto no se trata de mí, hay alguien ahí que me necesita, necesita esos dos únicos amigos que tiene.
Llegan las 3 AM
No puedo dormir
Siempre pienso en él y su estado mental.
Tengo ojeras que se marcan. No puedo para de pensar en lo que puede estar haciendo en este momento, no puedo creer que esté perdido en ese laberinto que es su mente.
Ese retorcido laberinto.
. . .
Estamos todos sentados en un banco, todos los días son lo mismo, lo miro de reojo, veo su expresión simple a pesar de que Sophie le hable de un montón de cosas, veo esas ganas de estallar en llanto, percibo su confusión, su disgusto con todo.
—¿A veces no han querido tomar dulces de tiendas y salir corriendo? Como niños pequeños.
Sophie inmediatamente me miró con ojos brillantes, siempre le gustaban mis ideas—; ¡Me gusta la idea! Claro, en nosotros se vería como una maldad adolescente... casi adultos... Pero tú tienes muchos más años, ¿Cómo es que sigues teniendo esas locas ideas?
Nos reímos juntos y solo alcé los hombros, sí, tenía mucha más edad que ellos pero qué? nos llevabamos bien, éramos amigos y nada se podía hacer, estábamos para el otro.
Estamos para Simon.
Aquel joven de capucha infló su pecho en una respiración profunda y me terminó mirando con una suave sonrisa, confiado... Pude sentir mi corazón latir rápido, estaba sonriendo con tanta sinceridad que me daba felicidad después de verlo decaído tanto tiempo. —Aún son muy jóvenes para dañarse la vida... No dependan de algo, mejor vivanla, ¿No, Simon?
—Sí... ¿Iremos por esos dulces o naa?
Los tres sonreímos, esos momentos no los cambiaría por nada. Corrimos haciendo el super mercado más cercano y entramos como si nada, Sophie se encargaría de distraer al encargado preguntando cosas mientras Simon y yo nos poníamos dulces en los abrigos, ejecutamos el plan y no nos fue nada mal.
Al salir victoriosos reímos, me sentí de unos 20 años de nuevo, vivo, me sentía bien con ellos.
Me sentía bien si él lo estaba.
Sentados en un cine abandonado a las afueras de la ciudad nos comimos los dulces mientras platicábamos, Sophie y yo intentando llegar más allá de lo que Simon nos lograba mostrar.
—Saben... No sé como responder a esas preguntas, quizás en otro momento lo haga... Por ahora lo que me preocupa es llegar a mi apartamento, es una pesadilla... Quiero volver a Kirkiville pero... No sé si mi madre aún me quiera ver- Quiero decir- No sé...
Solo me limité a pasarle el brazo por la espalda dándole unas palmadas pequeñas y le sonreí, con aquellos ojos suaves me dijo un montón de cosas, no las logré entender, eran gritos, ayuda.
Me pedían ayuda.
"Todo estará bien."
