Danilo Sánchez || Drabbles/One-shots || GAY

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Danilo ya debería haber llegado de Liniers. Me habría gustado ir con él para animarlo, pero mi papá no me dio permiso de salir. Ahora el estaba dormido y yo aproveche para ir a casa del Uruguayo.

La puerta estaba abierta, y cuando entre, los Backstreet estaban en la sala, esnifando merca y tomando birra. No me gustaba estar presente cuando pasaban estas cosas, pero justo ahora ver a Danilo era más importante para mí.

— ¿Que onda vo'? ¿Qué haces acá?

Tragué saliva antes de responder. Cochi me daba miedo.

— N-nada. Vengo a ver al Uru.

Yo estaba muy nervioso, pero Anabella me cruzó un brazo por los hombros, me jalo hacia ella y me despeino. A pesar de estar re quemada, Ana siempre era buena conmigo.

— Esta en su pieza wacho, acaba de llegar de Liniers.

Me soltó y me empujó hacia la pieza de Danilo. Abrí la puerta, entré y cerré. Tenían la música tan fuerte que se escuchaba hasta acá.

Danilo estaba acostado en su cama, mirando el techo. Aun llevaba puesto el uniforme y se notaba que había estado llorando. Sus ojos estaban rojos y su nariz también. Tenía la cara húmeda y me preocupe al verlo así.

— ¿Que te paso? ¿Porque estás así?

Me quité la mochila y la dejé a un lado, para luego arrodillarme delante de él. Danilo solo cerró los ojos con fuerza. Yo tomé su rostro con mi mano izquierda y empecé a acariciarlo con mi pulgar. Eso lo hizo relajar su gesto. Abrió los ojos y me miró. Su mirada reflejaba tanta tristeza que me hizo sentir triste también.

— Decime que pasó, Uru.

Se limpió la cara antes de hablar.

— Me sacaron de los titulares. Pusieron a un cheto que el papá es amigo de los directivos.

Fruncí el ceño, molesto.

— Que giles de mierrda. ¡Si vo' sos el mejor!

El sonrió de lado, se jalo un poco para dejarme espacio y extendió su brazo, así que me saque las ojotas y me acosté a su lado en el colchón.

— No sé si volver. Le di una piña al gil por el que me cambiaron y le grité al DT igual.

Alcé las cejas y tragué saliva. Aún así, no podía permitir que Danilo renunciará a lo que más quería.

— Nana, si tenés que volver, Uru. Te disculpas y listo, que aunque sean unos cagones Liniers es un re club y vo' sos re bueno.

Sus ojos brillaron al verme y me atreví a poner mi mano en su pecho para reconfortarlo.

— ¿Porque viniste? Se que no te gusta ver gente falopeando.

Rode los ojos.

— ¡A verte! La posta que pensé que recién llegabas de jugar y quería que me contarás todo.

Dejo de mirarme y suspiró.

— Perdon. Tuviste que bancarte a esos giles y yo ni jugué.

— No tenes que pedirme perdón. Por ti me banco lo que sea.