Capítulo 4

13 3 0
                                    

Tal y como habían dicho, se levantaron temprano, preparados como siempre para cualquier situación extraña o peligrosa que se les presente de camino a donde quiera que vayan nuestros valientes guerreros. Se despidieron de Kaji y agradecieron su gran hospitalidad pese a ser unos extraños se sintieron como si de un padre se tratase. Salieron del gran agujero y caminaron destino a la gran ciudad, nombrada por aquellos que pudieron sobrevivir a las mutaciones como: "Jigoku". 

Jigoku solía ser un gran ciudad con un monopolio lleno de vida, aquí la gente era honesta y trabajadora, lamentablemente había algo que ellos no se esperaban y ese algo fue la catástrofe que arruinaría sus vidas para siempre. Esto le traía recuerdos a Tasei, solía vivir en los barrios bajos no muy lejos del centro, vivía solo ya que era huérfano y al ser un "infectado" no tenía con quien vivir y pasar el rato. El solía pasar el rato mirando como los otros niños de su edad jugaban sin parar mientras que el lo único que podía hacer era observar adolorido y tratado como un monstruo por ser "diferente"...

–Se ha quedado pequeña eh...– dice Tasei como si la nostalgia le hiciera recordar algo del pasado.

Se adentran sin dudar a la grandiosa ciudad sin saber que peligros abundan en ella. Nos movemos hacia el año 2007 donde todos vivían en armonía, hasta que una gran explosión que arrastraba una enorme nube de polvo hacia el distrito Chusin, extermino cualquier pizca de paz. Todo dejó de ser como era antes, ya nada se podría hacer para remediar tal catástrofe, todo se vuelve tétrico y oscuro, toda la gente empezó a mostrar su verdadera naturaleza oculta gracias al miedo que les generaba todo aquello. En un momento dentro del caos, el ambiente se relajo un poco, hasta que la gran mayoría, por alguna extraña razón, se volvió loca e incluso algunos parecían monstruos sacados de una película de terror, atacando sin cesar a ciudadanos sin poder hacer nada para protegerse, lo único que podían hacer era aceptar su destino, gente llorando y gritando de agonía. Tras unas semanas, después de mucho esfuerzo consiguieron aislar aquel distrito de los demás, la gran mayoría pudo salir ilesa pero otros no tanto, los científicos de aquel momento analizaron muestras de sangre de los heridos, pudiendo encontrar marcas claras de un virus jamás visto hasta ahora, tras el suceso todos empezaron a preocuparse aún más ya que no sabían si aquellos que lo contraen podrían transformarse, creando así un tipo de humanos marginados por el único motivo de ser diferentes al resto de los demás simplemente por contraen en sus cuerpos esta nueva enfermedad.

A lo largo de los años encontraron avances médicos, como una medicina proveniente de unos minerales producidos por las bestias al ser derrotadas o simplemente se podían encontrar en algunos distritos donde habitaban pero no tanto como el de la catástrofe. Se crearon grupos de elite llamados "cazadores" dedicados exclusivamente a la caza de estas criaturas. Con el tiempo los científicos se dieron cuenta de que el virus les otorgaba habilidades sobrehumanas, pero no a todos, algunos simplemente no tenían la capacidad suficiente para manejar las habilidades, lo cual conllevo a que distintos distritos crearan así rankings para seleccionar a los más capacitados para la caza de aquellas criaturas.

Todos estos acontecimientos dejarón en shock a mucha gente, pero lo que sí cambió drásticamente fue la sociedad y la manera de vivir, todos dejaron de ser tan amables entre sí y empezaron a ser más individualistas por el miedo a que cualquiera de ellos se convirtiera en una abominación en algún momento, gracias a los avances se crearon medidores de infección para los humanos que salían de los distritos, los únicos que podían salir eran personas importantes, militares o gente con alguna misión de suma necesidad de por el miedo a que contraigan la enfermedad. La científica que pudo descubrir los avances fue Chisato, una mente brillante capaz de deducir cuál era el remedio para frenar aquella infección no tan avanzada como la de las bestias. Ella era bajita con el pelo negro, ojos rojos como la sangre y siempre iba con su bata de laboratorio con una sonrisa de par en par. Un día en el laboratorio donde trabajaba cuyo nombre era "Kefk" se encontró a un huérfano siendo el conejillo de indias de unos estudiantes, parecía como si le estuvieran inyectando algo en el brazo, en aquel instante le cambió el rostro completamente a Chisato, le recordó algo del pasado y sin pensarlo fue hacia él para rescatarlo, al verla salieron corriendo sin dejar rastro. Chisato se acercó lentamente revisando cada parte de su cuerpo para asegurarse de que no estuviera herido, estaba inconsciente y decidió llevárselo a su casa para revisarlo más tranquila.

A la mañana siguiente el chico parecía haber recuperado la consciencia.

–¡Hey!,¿Pequeñín, tienes hambre?– pregunta Chisato al huérfano.

–¿Quién eres? – responde el chico.

–Tranquilo, puedes confiar en mí, ¿Cuál es tu nombre?– pregunta Chisato.

–Mi nombre es...no lo sé, mis padres no me dieron uno – dice confundido el chico.

–Oh, mmm, ¿Qué te parece... Tasei? Sí, definitivamente es un nombre muy lindo, me gusta jaja– afirma Chisato.

–mmm... Ok– afirma Tasei con un tono seco.

–Perdón por no presentarme, mi nombre es Chisato y como puedes ver, soy una científica, más concretamente la que encontró un medicamento capaz de frenar los efectos de la infección y a partir de ahora seré tu maestra, ¿Te parece bien?– dice Chisato convencida.

–mmm...sí, creo...– dice Tasei dudoso de aquella mujer.

–¡¡¡Genial!!!,te lo pasarás genial conmigo te lo aseguro– dice Chisato saltando de alegría.

Pasaron los años y Tasei, desarrolló una habilidad jamás antes vista en un humano, nadie sabía que era, excepto Chisato que nunca le mencionó a nadie lo que era por miedo a que se llevarán a Tasei que ya no era aquel débil niño, había crecido junto a su único mejor amigo que pudo hacer en aquel distrito, eran inseparables aunque Tasei no recuerde bien su cara y su mente se nuble cada vez que piensa en él...Lo que sí sabían es que a Chisato le encantaban los huérfanos sin comida ni hogar, sobre todos los infectados marginados que ilegalmente les ayudaba suministrando medicina pero ella no sabía que el gobierno estaba al tanto de todo, su suerte estaba echada...

El 19 de febrero de 2006 ocurrió algo inesperado para todos, los militares allanaron la casa de Chisato y Tasei destrozando todo a su paso, los llevaron a rastras a la corte de aquel distrito donde estaba su Gobernante, Rintaro, dice la leyenda que el fue el único capaz de acabar con 20 bestias, el solo en batalla, sin duda un genio peleando, pero en el fondo era una mala persona, Rintaro hizo arrodillarse ante él a Chisato mirando a todos para pedir disculpas por sus actos de traición al "reino" mientras que Tasei sin poder hacer nada observaba a lo lejos esposado, pero ella, sin dudarlo, dijo: "No me arrepiento de nada, esos niños necesitan ayuda, no entiendo qué tienen de distintos, ellos también merecen una vida plena como todos, ellos son mis queridos hijos y siempre lo serán aunque me tenga que dejar la vida por ellos, jamás los abandonare, porque eso es lo que hace una verdadera madre con sus hijos, al igual que un "rey con su pueblo" ". Tras decir tales palabras, Rintaro se enfadó y decidió armar un espectáculo terrible, mandado a uno de sus soldados a que le cortara la cabeza, de inmediato, el soldado obedeció sin rechistar y en un abrir y cerrar de ojos su frágil cuerpo se cubrió de un rojo chillón mientras todos observaban alucinados sin saber que hacer, ya que Chisato les ayudo más de una vez a todos, lo único que pudieron hacer fue llorar y velar por ella, Tasei que por desgracia lo vio todo en primera fila estaba roto y sin un rumbo que seguir.

"Usaré todo este odio para matarlos a todos y así vengar tu muerte, algún día, juro que algún día lo haré, acabaré con todos de la misma manera que acabaron contigo..."

Esto Nunca Tuvo SentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora