CAPITULO 3

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Un Destino Entrelazado por el Silencio

El silencio, ese manto invisible que envuelve nuestras vidas, tiene un poder que trasciende lo tangible, un poder capaz de alterar el curso de los acontecimientos y cambiar destinos con su aliento helado. En su quietud se esconden susurros de secretos antiguos y promesas aún por cumplir, creando un universo paralelo donde los corazones se comunican en un lenguaje que va más allá de las palabras.

En la tela de la existencia, a veces se teje un hilo que conecta dos almas en un encuentro predestinado. Un hilo tan delicado como irrompible, que une los destinos de dos seres en una danza cósmica de amor y destino. Es como si el universo conspirara a favor de su encuentro, guiando sus pasos hacia el camino que los llevará el uno al otro, incluso antes de que sean conscientes de su conexión.

De vez en cuando, sucede de forma totalmente inesperada, como en un abrir y cerrar de ojos o en situaciones tan sencillas como esperar en un cruce. A veces, ni siquiera nos damos cuenta de que estamos cruzando caminos con esa persona especial, pasando junto a ellos como sombras en la noche, sin saber que están destinados a iluminar nuestro mundo con su luz.

Y en mi caso, fue aquel día, aquella tarde, esa tarde de lluvia, cuando el destino decidió entrelazar nuestros destinos en un encuentro fortuito pero inevitable. El cielo lloraba lágrimas de melancolía, ajena al milagro que estaba a punto de ocurrir.

ENTRE TORMENTAS Y ESTRELLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora