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Los gemidos del Omega se iban intensificando con cada embestida fuerte que el alfa le daba

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Los gemidos del Omega se iban intensificando con cada embestida fuerte que el alfa le daba. Yoongi nunca se hubiera imaginado que estar con un Alfa fuera de esa forma, aunque el principio dolió, ahora sentía que estaba tocado el cielo.

—¡J-Jungkook! —Yoongi arqueó su espalda cuando una embestida fuerte dió en su punto dulce, lo hizo correrse de nuevo sobre su pecho.

Tal parece que la presión que agregó en su interior al hacerlo llevó al Alfa a la suya propia, el rubio soltó un gruñido, que era como un gemido ronco y quebrado.

El Omega sintió como su interior fue llenado por gruesos hilos de semilla espesa, fue una sensación nueva y deliciosa, su Omega interior ronroneaba felizmente.

"¿Quedaré en cinta ahora?"
Yoongi se preguntó en su mente y su Omega se alegró más con sólo eso, quería decirle y gritar que se quedara calmado, pero el rubio los movió, cambió de posición haciendo que quedara sentado en su regazo.

—Tú interior y tu piel es tan deliciosa, me encanta. —La voz de Jungkook sonaba como un ronroneo complacido, amasando su piel, sus muslos eran estrujado por esos dedos callosos enviándole miles de escalofríos a su cuerpo.

El castaño se sonrojó, podía sentir esos ojos de color azul devorando su cuerpo, las manos del Alfa fueron a su trasero e hicieron que se moviera de arriba a bajo, entendió lo que el rubio quería en ese momento.

Y empezó a moverse por su cuenta, aún estaba duro en su interior, también era caliente, una larga extensión caliente y dura, además, se sentía tan bien, era deliciosa.

—Kookie. —Yoongi empezó a moverse con más fuerza y rapidez, sus caderas se mecían de forma constante, sin bajar el nivel de intensidad. —Es tan bueno.

Jungkook estaba en el puto cielo, no, el estaba flotando sobre las nubes, en el paraíso, entre las piernas del Omega. No iba a mentir, había estado con un par de betas antes, pero ésto era mucho mejor que ellas.

La sensación de las feromonas dulzonas del Omega excitado era lo mejor, hacían el ambiente más caliente, ese delicioso lubricante oloroso, y sus gemidos clamando su nombre.

Se preguntaba donde habría estado ese Omega antes, el interior del Omega era caliente, apretado y tan mojado, esas paredes tan suaves y firmes lo iba a volver loco en cualquier momento.

No lo podía ver bien por la oscuridad de la noche, pero lo podía sentir sobre su regazo, saltando como un conejo, gimiendo su nombre y ese tonto apodo que le dió.

—Yoonie, me encantas. —Sabía que no le entendía aún así le seguía hablando sin importarle eso, tomaba de las caderas al castaño para tener impulso de empujar hacia arriba con fuerza, entrando en él aún más.

—¡Jungkook! —Esos gemidos, como los amaba, era una deliciosa melodía exquisita.

Sintió como el castaño apretaba con fuerza su interior y arqueaba su espalda, soltó hilos de semilla sobre ellos, Jungkook no pudo hacer más que dejarsalir su semen también por la estimulación.

Le gustaba escuchar como el Omega ronroneaba mientras dejaba salir toda su carga en su interior. Lo dejó recostar sobre su pecho, acarició su espalda con suavidad, podía sentir el sudor del castaño en su piel, y le gustaba, todo lo que tuviera que ver con el Omega le gustaba.

—¿P-Podemos hacerlo una última vez? —Escuchó murmurar al castaño, no supo a que se refería, pero éste se movió de su pecho y se acomodó en el nido de pieles.

Abrió los ojos sorprendido cuando lo vió acomodarse sobre su pecho y alzar su trasero para el. 
—Kookie, por favor. —El castaño movió sus caderas de lado a lado para tentarlo, y no podía negarse ante tal petición, Jungkook estaba seguro que ahora su nudo si se iba a formar.

El rubio se posicionó detrás del Omega, tomando sus caderas con algo de fuerza, y alineó su polla contra su entrada, presionó y embistió hasta el fondo de una sola estocada.

Jungkook escuchó al castaño gemir fuertemente por eso, y no le dejó ningún descanso, empezó con fuertes embestidas que iban profundo, podía escuchar el sonido de sus pieles al chocar y los gemidos del Omega se iban volviendo gritos.

En esa posición ir más a fondo era posible, se aseguraría de ahora en adelante hacerlo más de esa manera, también, se iba a encargar de hacerle muchos pequeños al castaño, pequeños cachorros de los dos, lindas cositas que fueran como ellos, y criamos los dos juntos.

Quería darle a sus hijos la misma imagen de familia con la que había crecido con sus padres. Con eso en mente, seguía golpeando el fondo del castaño, llegaría muy profundo, y dejaría su semilla allí, quería asegurarse por completo de que lo iba a dejar en cinta.

Lamió su labio inferior y se inclinó sobre la espalda del castaño, dejó unos cuantos besos sobre sus hombros, a la igual que un par de mordidas. Cuando Jungkook sintió como su nudo se hinchó dejó al aire sus colmillos antes de enterrarlos en el cuello del Omega.

—¡Jungkook! —Lo escuchó gemir de manera fuerte, mientras su espalda se arqueaba una última vez, Jungkook quedó atascado en el interior del Omega.

Lo acomodó en el nido y lo arropó para que durmiera tranquilo, ya mañana sería un gran día, y empezarían como la mejor mañana del mundo.

𝗞𝗜𝗡𝗚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora