DOCE

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El dolor de cabeza era insoportable, llegaba a ser peor que aquellas migrañas durante épocas de finales aparecían, y eso que sus migrañas eran tan intensas que terminaba tomando alplax o clonazepam

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El dolor de cabeza era insoportable, llegaba a ser peor que aquellas migrañas durante épocas de finales aparecían, y eso que sus migrañas eran tan intensas que terminaba tomando alplax o clonazepam.

Siempre decía lo mismo "no voy a volver a tomar asi" pero después aparecía Joaquin y terminaba tomando igual o peor. Tal vez si hubiese vomitado el dolor sería menor, pero la verdad fue que bastaron cortos minutos recibiendo mimos por parte de Felipe para que cayera rendida en un sueño que no recordaba nada.

El mayor problema de Ofelia después de una noche con alcohol era la memoria, ella siempre recordaba todo, cada detalle, cada palabra, cada acción. Y ahora moría de vergüenza al saber que llevaba despierta hacia rato, recordando como le había dicho a Felipe que algún día iba a ser su novio, recordando las miradas dulces que solo él podía tener y apesar de que el castaño no estaba junto a ella en la cama podía escuchar ruidos fuera de la habitación que le daban a entender que no estaba sola.

Podía levantarse e intentar fingir demencia pero otro de sus defectos, o tal vez no era un defecto, era el hecho de que no sabía mentir. No podía mirar a los ojos de la otra persona y falsear toda una historia, no podía modificar hechos o palabras que ella misma había expresado, no tenía aquel "don".

Ofelia creía que aquello era una consecuencia de haberse criado en una comparación constante con su hermano, recordando las miles de veces que su madre lloraba y gritaba frustrada, enojada y dolida por cómo el mayor mentía mirando a los ojos de la mujer, recordaba el dolor en los ojos de una de las únicas personas que habían dado todo por ellos, por tener cariño y por su crianza, sentía que le estaba fallando. Y sentía que le fallaba a la otra persona cuando mentía, Ofelia no odiaba nada más que el sentimiento de culpa y de decepcionar al otro.

Así que en su mente intentaba crear algún plan para levantarse e irse, no afrontar las palabras, aunque tal vez existía la posibilidad de que Felipe no se acordara de aquello lo cual era muy poco probable debido a que él no había tomado ni una cuarta parte de lo que la castaña si. También cambia la posibilidad de que Felipe no quisiera hablar de eso, de que pretendiera que aquellas palabras por parte de ambos jamás fuesen pronunciadas, aquella posibilidad era más alta teniendo en cuenta que había tardado mucho tiempo en invitarla a salir o en hablarle.

Intentó quedarse lo más quieta posible, apoyando su cara en la almohada y respirar de forma muy tranquila, había leído una vez que el ritmo cardíaco disminuia cuando se está en un sueño profundo gracias al estado del cuerpo, así que solo tenia que seguir fingiendo hasta que el chico saliera del cuarto.

— Sé que estás despierta, se nota en tu manera de respirar. — las palabras fueron pronunciadas con algo de gracia y al mismo tiempo suaves, como si no intentase asustar a la chica mientras se recostaba junto a ella para acariciar su pelo. — Dale, pajera, son las dos de la tarde. —

Aquellas últimas palabras fueron las necesarias para que la de ojos claros se diera vuelta bien despierta, sin saber qué había dormido tanto, bastante avergonzada ahora por aquello.

𝐆𝐨𝐫𝐠𝐞𝐨𝐮𝐬 - 𝐅𝐞𝐥𝐢𝐩𝐞 𝐎𝐭𝐚ñ𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora