uno

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era de madrugada cuando el pequeño felix empacaba sus cositas en una maleta rosita, en su habitación dentro de la enorme madriguera de su familia. todos sus hermanitos dormían en ese momento, por ello, nadie se dio cuenta de cómo sacaba toda su ropa dispuesto a irse de casa en busca del amor de su vida.

no tenía planeado salir de esa manera, por su mente se pasan la idea de ser pedido en matrimonio de manera bonita y tradicional como su madre le había contado, pero horas antes había tenido una gran pelea con sus padres y sus doce hermanos mayores, los cuáles le habían comprometido en matrimonio con un híbrido de quokka que era amigo suyo, sin su previo consentimiento.

obviamente se negó demasiado molesto, ya que su corazoncito tenía dueño. por ello, prefirió escapar e ir a la cueva de señor serpiente con un plan en mente para que no fueran separados, además de que con sus palabras y su plan de vida, lo conquistaría para de esa manera, permanecer juntos y formar una familia.

al terminar de empacar todo, salió en silencio de su habitación rumbo a la puerta. por un segundo pensó en ir y despedirse de sus muchos hermanitos menores, pero eso solo lo retrasaría, así que solo se acomodó su abrigo, sus faldita y sus orejitas, para así, salir con su maleta en mano y caminar en la oscuridad en busca del amor. el lugar era seguro, por ello, no tuvo miedo de caminar solo entre las calles y luego adentrarse al bosque.

los híbridos salvajes se habían terminado desde hace siglos, así que mientras caminaba, solo miraba al frente, para no perderse y llegar tranquilo hasta la bonita cueva en una zona exclusiva para animales grandes. caminó durante aproximadamente una hora, hasta que a la lejanía vio como la luz de la montaña del alfa iluminaba su camino, así que emocionado, comenzó a correr hasta ahí, sosteniendo fuerte su maleta para así llegar más rápido. al hacerlo, se detuvo y caminó lento hasta la enorme puerta metálica y soltó un gran suspiro.

era la primera vez que hablaría con el alfa, lo vería de cerca y podría sentir su aroma, así que inevitablemente sintió miedo al rechazo, pero su corazoncito lo motivó a estirar su manita y tocar el timbre una vez, esperando paciente a que el amor de su vida le abriera la puerta, pero no pasó.

ni quiera se escuchó ruido.

apretó sus labios y volvió a tocar, pero nada, sin embargo no se daría por vencido tan fácilmente. dejó su maleta en el césped y se separó un poco para tomar una pequeña roca, y de esa manera, tocar directamente en el metal, causando un fuerte y escandaloso ruido que seguramente, fue escuchado hasta su madriguera.

por su parte, minho dormía plácidamente envuelto en su enorme cola, sin preocupaciones o algo que le perturbara, podría decirse que estaba teniendo uno de los mejores sueños de su vida, lástima que fue perturbado por un fuerte ruido en su puerta.

como primer pensamiento, pensó que eran los típicos híbridos conservadores que le decían que se largara porque perturbaba el lugar, así que decidió ignorar, y seguir durmiendo. Sin embargo, el ruido se hizo más fuerte.

-¡MIERDA! -de mala gana, salió de su cómoda cola y se deslizó por su enorme habitación, para después atravesar su casa y detenerse tras la puerta, mirando por un pequeño cristal quién era.

sus adormilados ojos, detectaron una cabellera rubia, así como una pequeña anatomía, lo que lo dejó en shock ya que nunca recibía visitas, mucho menos de personas como él, que parecían ser omegas.

felix había escuchado claramente la forma en que el mayor se arrastraba, además de cómo se recargaba en la puerta para ver, por lo que supo que ya estaba despierto. eso sin duda le hizo sentir feliz, con ello latir su corazoncito rápidamente y mostrar unas gran sonrisa moviendo su esponjada colita. ahora solo faltaba que le abriera la puerta.

-señor serpiente. abra la puerta~ -no hubo respuesta. -el amor al fin llegó usted. señor serpiente, soy lee felix, vengo a cambiar su vida... abra la puerta para poder entrar y conversar -de nuevo, no hubo respuesta, eso lo hizo enrojecer el rostro de enojo.

-¡señor serpiente, abra la puerta! -tocó con más fuerza el conejito. ─sé que está ahí.

minho no quería abrir la puerta para así no tener problemas si alguien llegase a ver a un pequeño omega entrar a su casa, pero conociendo lo insistentes que eran los conejos, supo que no se iría hasta no hablar con él. por ello, entre bufidos accedió a la petición del joven.

-¿qué deseas niño? -el enorme hombre le miró fijamente una vez que se dignó a abrir la puerta.

al ver de frente al joven, no pudo evitar lamer sus labios con su larga lengua ya que sabía perfectamente quién era. ese bonito joven siempre había sido amable con él, y lo había intentado incluir, así que este era como su ¿crush? sabía que estaba mal sentir cosas por él, ya que probablemente era menor de edad, pero no podía escoger sus sentimientos.

felix por su parte, miró asombrado al hombre, era enorme y bello. más bello de lo que imaginó. era un gran alfa masculino, sus grandes y tatuados brazos estaban hechos para apretarlo en abrazos y cargarlo cada que él deseara, y ni hablar de su marcada y fuerte cola. sabía que al tener una familia, con ese enorme elemento los defendería y protegería. sin duda era el indicado para ser su pareja.

decidido a su propósito, entró a la cueva como si fuera suya, admirando lo bella que era. caminó hasta lo que parecía ser la sala. gracias al enorme televisor que había, dejó su maletita de color rosa junto al raro sofá y arregló su faldita y orejitas para mirar fijamente al alfa.

minho le miró fijamente, soltó un suspiro y cerró la puerta de su hogar para así, poder mirar con atención al conejito, quien tenía sus orejitas levantadas y daba suaves saltitos. no entendía qué quería con él, pero mientras más rápido terminara y se fuera a su casa, sería mejor para él.

-señor serpiente, quiero aparearme con usted. -fue lo único que dijo el omega con una gran sonrisa entre sus labios, causando una fuerte carcajada por parte del alfa.

-debe ser una puta broma ¿no? -comenzó a aplaudir ante la risa, logrando marcar más sus músculos.

felix al ver eso, comenzó a menear su colita emocionado y apretó sus piernas sintiendo su coñito vibrar, eso era buena noticia según su clase de reproducción en la escuela, ya que su omega estaba aceptando al alfa para aparearse.

-no estoy bromeando, señor. usted me gusta desde hace mucho tiempo así que deseo tener muchos hijitos con usted y formar una bonita familia. -felix se acercó a él y acarició las duras escamas de su cola. -seré un gran esposo para usted.

minho le miró fijamente esperando ver en su rostro algún rastro de burla, sin embargo no había. sólo vio unos ojos brillosos y enamorados que demostraban la verdad, algo que le hizo formar un espiral con su cola y sentarse en esta para poder procesar lo dicho.

no sabía si estaba jodido o afortunado ante la propuesta.

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