Capitulo 2

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Clara se sentó en el sofá al otro lado del escritorio. __________ estaba con ella, ya era momento de leer esos papeles importantes. La joven respiró profundo y comenzó su aburrida nueva labor.

Mientras Clara leía, la mayordomo ponía algo de orden en ese lugar. Toda la mansión estaba llena de polvo cuándo llegaron, por lo que _________ se apresuraba en limpiar todo antes de que a alguno de los vecinos se le ocurriera pasar a darle la bienvenida a la nueva marqueza. Por fortuna para Clara, pudo pasar ese día tranquilamente, atendiendo sus responsabilidades y sin tener que preocuparse de vecinos que la interrumpieran...



La noche cayó. El. joven conde ya estaba durmiendo y seguramente también la marqueza y su... mayordomo, por lo que Sebastian aprovecharía ese momento para investigar un poco sobre aquellas dos. Se disponía cerrar las cortinas de una de lashabitaciones, última tarea antes de poder ponerse a investigar, cuándo se distrajo alo ver una gata negra aparecer al otro lado del cristal. La gata se sentó frente a él, y cuándo abrió la ventana, la vio correr hacia un callejón a un lado de la mansión Hubbard.

-Oh, vaya...- suspiró tras ver a esa hermosa criatura alejarse de él.

No perdió más el tiempo y cerró la ventana y las cortinas, para luego salir y caminar hasta el callejón, olvidando por un momento que debía investigar, ya que sentía curiosidad por ver si encontraba al felino que había visto momentos antes.

Momentos antes de ir a dormir, Clara le había dicho a ________ que observara un rato las mansiones vecinas, sólo para saber si alguno de los nobles del vecindario estaba allí y por si acaso algo les llamara la atención. Así había hecho __________, había observado un poco las mansiones vecinas en su forma animal, y había visto a aquel mayordomo que había abierto la ventana al verla, poniendo una expresión similar a la de un niño en una dulcería al verla.

Se había ido de inmediato y se había metido en el callejón de a un lado de la mansión de su joven marqueza, encontrándose con otro felino. Tomó su forma humana un momento y disfrutó del acariciar un gato por primera vez, hasta que escuchó unos pasos acercarse y volvió a tomar su forma animal, trepando a un muro.

Sebastian entró en el callejón y vio el gato blanco que _______ estaba acariciando momentos antes. Sonrió levemente, acercándose al felino y levantándolo para verlo más de cerca.

-No eres quien esperaba ver, pero eso no importa- dijo tomando una de las patas del gato para luego decir varias veces "esponjosito".

________ observó la escena desde el muro, aquel sujeto de cabello negro la había seguido hasta allí, y al parecer le gustaban los gatos tanto como a ella. Sebastian continuaba sin percatarse de su presencia, hasta que recordó cuál era la misión que su amo le había encargado.

-Es verdad, tengo que investigar a la joven Marqueza y su... mayordomo.- se aguantó una risa y vio al gato que llevaba en brazos -¿Quieres venir, esponjosito?

"Así que querías investigarnos, ¿eh?" pensó _______, volviendo rápidamente a la mansión antes de que aquel sujeto la viera. Entró a la mansión y tomó su forma humana, subió las escaleras y se ocultó en la oscuridad. Abajo, Sebastian había forzado la puerta sin ninguna dificultad y se disponía a revisar en silencio la mansión junto con su acompañante felino.

Entró en la sala y no vio nada que realmente llamara la atención, tampoco nada extraño en la cocina, ni en el salón comedor. Se encontró con un pasillo y casminó por este, descubriendo un par de habitaciones vacías, esa debía ser el área de los empleados. Finalmente dio con una tercera habitación y abrió la puerta. Había una cama simple, perfectamente tendida, un escritorio y un pequeño guardarropa.

-Vaya, parece que esta es la habitación de la... mayordomo.- volvió a aguantar una risa y luego retomó su seriedad -Pero si ella no está aquí durmiendo...

Sebastian se apresuró a buscar algo en la habitación mientras no sentía que alguien se acercara. Nada, eso era lo que había encontrado. Volvió a la sala y subió en silencio las escaleras, comenzó a caminar por el pasillo, cuándo una presencia llamó su atención. Giró sobre sí mismo, y allí estaba, la gata que había visto antes de salir de la mansión del conde a travéz del cristal.

La gata se acercó, restregándose cariñosamente contra una de sus piernas. Sebastian quizo tomar a la gata negra en brazos igual que hacía con el otro gato, pero la gata negra retrocedió algunos pasos y luego lo vio a los ojos, soltando un suave maullido que lo incitó a seguirla. La gata bajó las escaleras hasta la sala y Sebastian la siguió, luego atravesó la sala y notó que la puerta estaba abierta. Siguió a la gata fuera de la mansión.

-Vaya, parece que alguien es un poco traviesa.- le dijo a la gata con una sonrisa, mientras se arrodillaba en el suelo para poder tomarla en sus manos.

Antes de que pudiera tomar a la gata en brazos, esta corrió entre sus rodillas y se metió nuevamente a la mansión. Sebastian vio perplejo el lugar donde un momento antes había visto a la gata y luego volteó al oír un sonido a sus espaldas. La puerta de la mansión se había vuelto a cerrar. Se sintió patético, podría pensar que aquella hermosa criatura lo había echado de la mansión, viéndole la cara de tonto.

Volvió a acercarse a la puerta, pero escuchó pasos dentro, así que se apresuró a volver a la mansión de su amo, dejando su misión de lado, al menos por el momento.



-Buenos días, bocchan.- dijo Sebastian a la vez que abría las cortinas.

-Mmm...- Ciel se dio media vuelta en la cama, no tenía muchas ganas de levantarse ese día.

-Oh, bocchan, ¿qué es este comportamiento tan infantil? ¿Qué no dice usted ser un adulto?- dijo el mayordomo on un tono levemente burlón.

-No molestes.- dijo el joven conde, sentándose de mala gana en la cama. -¿Investigaste a la marqueza cómo te dije?

-Sobre eso- comenzó el mayordomo mientras le servía el té de la mañana a su amo -, tuve un pequeño inconveniente y no pude encontrar nada de información en la mansión de la joven marqueza.

-¿Qué clase de inconveniente?

-Bueno...- tuvo que tomar fuerzas para admitir eso frente a su amo - Al parecer, un gato me echó.

-Pff... Cofcof.- el joven conde se ahogó por un momento con el té al escuchar a su mayordomo -¿A qué te refieres con que un gato te echó? - musitó con algo de molestia.

-Bueno, estaba en el primer piso cuándo apareció el gato, y usted sabe que me gustan esos animales esponjosos, así que quise acariciarlo un poco, pero se alejó y comencé a seguirlo. Cuándo quise darme cuenta, el gato había salido, así que hice lo mismo y antes de que pudiera tocarlo, volvió a entrar en la mansión y la puerta se cerró.- explicó el mayordomo.

-Sebastian, me descepcionas.- dijo Ciel, para luego soltar un suspiro -Bueno, supongo que abrá que preguntarle a Undertaker cuándo vayamos a su tienda por el encargo de su majestad. Cuéntale tu historia del gato, de seguro eso es paga suficiente para que nos dé las dos informaciones.

-Entendido.





-Buenos días, joven ama.- dijo la voz de la mayordoma.

Nuevamente, la joven marqueza se sentó en la cama y recibió su taza de té matutino.

-¿Alguna novedad?- preguntó todavía somnolienta.

-Pocas. La mayoría de las mansiones vecinas están vacías en este momento, a excepción de la mansión de enfrente. Le pertenece al Conde Phantomhive; me tomé la libertad de investigarlo un poco anoche, se lo conoce como "el perro guardián de la reina". A de estar en la ciudad por algún recado de su majestad, y al parecer envió a su mayordomo anoche a que nos investigara.

-¿El mayodomo estuvo aquí?- dijo con una leve preocupación.

-Sólo unos minutos, logré hacer que saliera de la casa. Sólo pudo revisar la planta baja pero por supuesto, no encontró nada.- le dedicó una sonrisa.

-¿Cómo hiciste para que se fuera, _________?

-Noté que le gustan los gatos tanto como a mí, así que utilicé eso para engañarlo y que saliera.

-Buen trabajo.- sonrió satisfecha la joven, dejando la taza de té en la bandeja sobre la mesa de luz y poniendose de pie para ser vestida -¿Investigaste algo más?

-No mucho, pero sospecho que el mayordomo del joven conde no es humano.- respondió la mayordoma a la vez que la vestía.

-¿Otro demonio...?

-Es posible, pero también cabe la posibilidad de que esté equivocada, después de todo aún soy bastante "joven e inexperta".

-Para ser así, hiciste un buen trabajo sacándolo de mi propiedad.- sonrió la joven marqueza.

-Usted me alaga, mi lady...

Entre los Demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora