Capitulo 1: Hola Sierra Nevada

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Hola Sierra Nevada ❄️❄️❄️❄️

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El frío mordía sus mejillas mientras el viento soplaba con fuerza, azotando la nieve que cubría el paisaje de Sierra Nevada. Emma se ajustó el gorro con fuerza, tratando de protegerse del gélido aire que le hacía sentir como si sus huesos fueran a congelarse. Sus ojos, del color del cielo en una noche estrellada, recorrían el entorno con asombro y nostalgia a partes iguales.

Tras meses de separación, por fin había llegado al hotel en el que se hospedaría durante el rodaje de la última película de su padre, Jota Bayona. Aunque la emoción de acompañarlo en ese proyecto la embargaba, no podía evitar sentir un nudo en el estómago al pensar en el reencuentro con su padre, a quien no veía desde mediados del año anterior.

El edificio se alzaba imponente entre la neblina, una estructura de madera que parecía fusionarse con el entorno montañoso. Emma respiró hondo y se adentró, dejando que el calor del interior la envolviera y reconfortara.

—¡Emma! —una voz conocida la sacó de sus pensamientos, y giró sobre sus talones para encontrarse con la figura de su padre acercándose con una sonrisa amplia en el rostro—. ¡Qué alegría verte!

—¡Papá! —exclamó Emma, dejando escapar un suspiro de alivio mientras se fundía en un abrazo con él—. ¡Te he echado tanto de menos!

Los brazos de Jota la rodearon con ternura, y durante un instante todo pareció detenerse. Emma cerró los ojos, aferrándose a la sensación de protección y amor que siempre le brindaba su padre.

—Yo también te he extrañado, mi pequeño copito —murmuró Jota, separándose lo justo para poder mirarla a los ojos—. Pero ahora estamos juntos de nuevo, y eso es lo importante.

Emma asintió, sintiendo cómo la calidez de esas palabras se infiltraba en su corazón. Por fin, después de tanto tiempo, estarían juntos otra vez.

—¿Cómo ha ido todo por aquí? —preguntó Emma, mientras seguían caminando hacia el interior del hotel.

—Bien, bien —respondió Jota, con una mirada que denotaba emoción contenida—. Pero ya te contaré todos los detalles más tarde. Por ahora, ¿qué te parece si vamos a tu habitación para que puedas descansar un poco?

Emma asintió, dejando que su padre la guiara por los pasillos del hotel. Mientras caminaban, su mente bullía de preguntas y expectativas sobre lo que les depararía ese nuevo capítulo en sus vidas.

El reencuentro con su padre marcaba el inicio de una nueva aventura, una aventura que prometía estar llena de emociones, secretos y, quién sabe, tal vez un amor inesperado entre la nieve y las cámaras.

Emma observó con curiosidad su habitación, maravillada por la elegancia rústica que la decoraba. El mobiliario de madera oscura contrastaba con las suaves tonalidades de las paredes, mientras que grandes ventanales ofrecían vistas panorámicas de las blancas montañas que se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Se sintió agradecida por la privacidad que esa habitación le brindaba, un refugio personal en medio del bullicio del rodaje.

Después de dejar sus pertenencias en el armario y tomar una rápida ducha para quitarse el frío del viaje, Emma se dejó caer sobre la mullida cama con un suspiro de alivio. Cerró los ojos por un momento, dejando que la calma del lugar la envolviera como una suave manta.

Sin embargo, su descanso fue interrumpido por un suave golpeteo en la puerta. Al abrir, se encontró con una sonriente empleada del hotel que llevaba una bandeja con una selección de bocadillos y bebidas.

—¡Hola, señorita Bayona! Soy Ana, la encargada de llevarle su pedido. ¿Puedo pasar?

—¡Claro, pasa! —respondió Emma, apartándose para dejar paso a la mujer—. Muchas gracias por traerlo.

Ana colocó la bandeja sobre la mesa y sonrió con amabilidad.

—Si necesita algo más, no dude en llamarnos. Estamos aquí para servirle.

Emma asintió con gratitud, observando cómo la empleada salía de la habitación antes de cerrar la puerta tras de sí. Se acercó a la bandeja y examinó los manjares que había sobre ella, sintiendo el estómago rugirle de hambre.

Mientras disfrutaba de un delicioso bocadillo de jamón serrano, escuchó el sonido de su teléfono vibrando sobre la mesa de noche. Lo tomó y vio que era un mensaje de su padre.

Papito J 😎

Copito, estoy seguro de que necesitarás descansar un poco después del viaje. Pide lo que quieras a recepción y relájate. Bajaré a cenar contigo más tarde y te presentaré al elenco. ¡Te quiero, hija!

Una cálida sensación de cariño llenó el corazón de Emma al leer las palabras de su padre. Se sintió agradecida por tenerlo de nuevo a su lado, y por la oportunidad de compartir esa experiencia con él.

Después de terminar su merienda, Emma se recostó sobre la cama y cerró los ojos, dejando que la tranquilidad del lugar la envolviera. Sabía que tenía mucho por descubrir en los días que vendrían, pero por ahora, solo quería dejarse llevar por la sensación de paz que la invadía.

Mientras tanto, Jota descendía por los pasillos del hotel, con una sonrisa en el rostro y la emoción palpable en cada paso. Estaba impaciente por presentar a su hija al talentoso elenco que formaba parte de su película, y por compartir con ella cada momento de esa nueva aventura que estaban por emprender juntos.

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