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Puede ser el estudiante ejemplar de la clase, de los profesores y la universidad, puede ser el hijo que ayuda a su madre en la casa, puede ser un buen amigo cuando se lo propone. Puede serlo, sien antes, haber recorrido todo un camino para darse cuenta y remendar su vida. Y aún que salvará millones de vidas, el único arrepentimiento que tiene en su pecho, jamás iba desaparecer.

Cada noche, en el momento en su cuerpo se dispone a descansar e ir al mundo de los sueños, siempre, era la misma pesadilla. Que jamás había sido superada, ni por él mismo, ni por su mente. A pesar que ha ido a terapias, ha podido continuar con su vida... Pero.

Esa pesadilla siempre está ahí para atormentar su existencia, recordándole lo que de verdad es. O fue, ya ni siquiera sabe. Esa pesadilla, de estar en la escuela y escuchar bullicios, ver, verlo a él en el suelo con charco de sangre alrededor suyo, no podía quitar la mirada.

Ni siquiera cuando llegó la ambulancia, ni la policía arrestando a los culpables, ni siquiera cuando vio las noticias, o cuando vio aquella madre llorando lo que le había pasado a su hijo. Ni siquiera aparto su mirada del peliverde que está a postrado en una camilla.

Entonces, desperta de golpe, sudando frío, todo su cuerpo temblando, y comienza a tener ansiedad, ser abraza a sí mismo mientras se balancea sobre su cama. Llorando por cada recuerdo que llega a su mente, la culpa inundando su ser y la impotencia de su propio ser.

¿Cómo pudo haber hecho aquello?

Ni siquiera se entendía a sí mismo.

No volvió a dormir en todo lo que restaba de la noche, a cambio, se puso a estudiar, compensado el tiempo que no descanso. Cuando su alarma sonó, simplemente se levantó para comenzar su rutina.

De la cual es muy simple, bañarse, cambiarse, desayunar e irse a la universidad. Eso hace casi todos los días, llega a su institución buscando enseguida su salón de clases, mayormente no tiene amigos, solo unos pocos.

Ese día estaba muy ocupado, los exámenes se acercan y tiene que estudiar al máximo, su carrera le exige mayormente pasarla en una biblioteca o leyendo. Así que, al finalizar sus clases o un tiempo corto entre clase y clase va a la biblioteca.

Tomo los libros necesarios para sus estudios y en el fondo de los pasillos, es un rincón del cuál nadie pasa, se sentó, comenzando a leer en la inmensa soledad.

Sin darse cuenta, que al pasar la horas cierta persona lo observa en silencio. Por el espacio de cada libro, unos ojos esmeraldas observan con nostalgia aquel rubio cenizo de ojos rubís.

Katsuki Bakugou. Cómo podría alguien olvidarlo, así lo haya visto una sola vez, si presencia era tan impotente y su mirada feroz que dejaría congelado a cualquiera.

Al cenizo siempre le gusta vestir de negro, cosa que ayudo a su fallada amenazante. Aún la ropa que siempre trae es a la moda, un chico que le importa mucho su apariencia. Y sus lindas gafas, hacen que se vea curioso.

Katsuki aún no ha podido agradecerle a su padre de la miopía.

De repente, el rubio miro su reloj dándose cuenta de la hora e iba llegar tarde a su próxima clase. Recoge los libros en su manos junto con su mochila, se enreda un poco por los pesados y grands que son.

Apenas que sale del rincón, dicha persona de ojos verdes que lo estaban observando también decide salir del pasillo para confrontar al rubio. Apenas se chocan, Katsuki frunce su ceño molestó dispuesto a gritarle a quien sea que se atravesará en su camino.

Pero, lo único que paso fue que los libros y sus cosas cayeron al suelo. Kata abrió sus ojos tan grande como pudo que incluso llegaron a picarle por las lágrimas que amenazan por salir.

Mi Nerd - [Dekubaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora