Existe la antigua tradición, que dice que al encontrar a tu destinado, le entregaran una pulsera tejidas por ellos mismos. Desde muy jóvenes los omegas tejen lo que será el símbolo de su unión con su destinado, no importa el modelo, el color o el tamaño, lo único importante es el cariño que se le da a esta.
Aunque al mismo tiempo, estás pulseras representaban la clase social a la cual pertenecía el omega, la clase social más alta solían decorarlos con pequeñas cuentas de cristal y realizaban los más elaborados diseños, a diferencia de más clases más bajas que no podían darse el lujo de agregar esos pequeños detalles.
Oscar es un omega muy apasionado al deporte automor, siendo fan de la Fórmula 1 desde que era un niño, pero con la mala suerte de no poder asistir a ninguna carrera. Él no ha dejado está tradición que ha pasado de generación en generación en su familia. Aunque no es muy bueno tejiendo a diferencia de sus hermanas, había logrado completar una pulsera con éxito después de varios intentos fallidos.
Aunque la pequeña pulsera tenía algunos hilos sueltos, se veía presentable y su familia le dió el visto bueno a esta. Oscar siempre llevaba la pulsera en su mano derecha esperando el momento en el que encontrara a su destinado.Lando Norris es un alfa que lleva más de tres años compitiendo en Fórmula 1, no está muy interesado en encontrar a su pareja destinada por el momento, así que solo mantiene encuentros casuales con distintas personas.
Aún así, el suele mirar su mano derecha e imaginar cómo sería la pulsera que sería obsequiada por su destinado, ver los diamantes que está portaría, porque claramente su destinado sería de la misma clase social que él, no aceptaría a alguien que no lo fuera.
Oscar estaba ansioso por la próxima carrera en su país, había postulado para ser voluntario y felizmente fue aceptado para poder participar. Sería su oportunidad de aunque sea poder asistir a un GP, ya que no sabía cuando se volvería a dar una oportunidad así.
El día esperado llegó, elligió su mejor ropa y guardo todo lo necesario. Su familia le dió ánimos y se fue directo al lugar en donde se desarrollaría la carrera. El lugar a sus ojos era hermoso, estaba muy feliz, estaría apoyando en los tres días en los que se desarrollaba el evento.Él tenía el trabajo de ayudar a las personas a poder ubicarse mejor en el lugar, se oía sencillo, pero no contó con la gran cantidad de asistentes que el evento atraía. Agotado decidió tomar un rápido descanso, aún faltaba una hora y media para iniciar la primera práctica y había pedido permiso, así que no había ningún problema.
Pero si lo hubo al momento de querer retornar, sentía que ya había pasado por el mismo lugar más de dos veces, se dirigió hacia una zona por la que le pareció ver personas que portaban un chaleco parecido al suyo, pero antes de lograr alcanzarlo, alguien tomo su brazo evitándole avanzar. Oscar sintió que se había metido en problemas, tal vez había ingresado a una zona restringida, pero al dirigir su mirada a la persona que lo sostenía, se perdió en los ojos del alfa que tomaba su brazo, tardo un momento en recordar de quién se trataba y algo en su cabeza hizo clip.
Lando Norris, estaba frente a él, mostrándole una sonrisa encantadora, que sentía que caería en cualquier momento.
—No pensé encontrar a mi destinado de esta manera,—Lando lo escaneo de arriba a abajo, formando una nueva de disgusto en su rostro, la combinación de ropa que usaba él omega era algo "extravagante", pero no podía juzgarlo tan rápido, él había conocido omegas con poco sentido del gusto, — ¿Qué haces vestido así?
—¿Tiene algo de malo lo que uso? —Oscar solo vestía unos jeans, junto con un polo color blanco y sus tenis favoritos, sabía que debía usar algo cómodo si iba a estar parado todo el día, se había quitado su chaleco en el momento que había entrado al baño así que no podía estar refiriéndose a eso. La mirada pesada del alfa mientras lo escaneaba le causó un poco de incomodidad.
Lando intento ocultar la mueca de disgusto que se había formado en su rostro, pero ya era demasiado tarde. —No para nada, es encantador, como tú.
Entonces el omega recordó algo, la pulsera, debía entregarla, pero antes de que pudiera dársela, alguien llamo al alfa, él debía preparase para la carrera. —Lo siento tengo que irme, pero podemos vernos después de las prácticas, tenemos cosas de las que hablar.
Oscar lo vio irse sin lograr decir nada, recordando que aún tenía que realizar su labor, logro llegar a su puesto, siendo regañado por uno de los encargados, aunque eso no le afecto mucho, había encontrado a su destinado y eso era suficiente para tenerlo de buen humor.
Cuando las primeras prácticas finalizaron, intento ir hasta donde se encontraba Lando, pero era casi imposible, él no portaba con el acceso necesario para ir hasta donde se encontraban los pilotos. Aún así Lando había logrado encontrarlo. Tras una pequeña plática, el alfa y el omega se habían llevado muy bien, intercambiando números para así poder seguir charlando al momento de que el omega retornaba a su hogar.
Lando estaba encantado con Óscar, era un chico muy inteligente en varios aspectos, aunque le sorprendió el hecho de que este fuera al primera vez asistiendo a una carrera, tal vez el omega no había tenido tiempo en el pasado de poder asistir a una. La mayoría de omegas de familias adineradas solían asistir a este tipo de eventos debido a la gente o mejor dicho alfas de clase alta que asistían a estos, algunas veces teniendo la suerte de encontrar a su destinado.
El día de la carrera llegó, Lando había obtenido el tercer lugar, cosa que Óscar celebró desde el lugar en el que se encontraba, ya que, aunque el alfa le hubiese insistido en que le gustaría verlo al terminar la carrera junto a su equipo, el omega se había negado por completo, él tenía un trabajo y no podía dejarlo a la deriva aunque lo deseara. Lando le escribió un mensaje citándolo en un lugar privado en el Paddock el cual, el alfa había nombrado la pulsera que el omega debía darle, pidiendo aquel objeto como premio a su buen desempeño en la carrera de ese día, Óscar muy emocionado por esto, le entregó su lindo trabajo, había esperado años por ese momento y ahora se estaba haciendo realidad.
—Esto es una broma ¿Verdad? —Lando balanceaba la pulsera con su mano de un lado a otro— es divertido, dónde está la verdadera pulsera. —El alfa tiro la pulsera, burlándose de esto, pero al ver la expresión dolida del omega dejo de hacerlo.
—Lando... Esa es la pulsera...
Entonces Lando por fin logró conectar los puntos.
El alfa miro con asco al omega y se alejo un poco de él. —Creo que me confundido, se supone que mi omega debería entregarme algo lleno de diamantes, no un intento de pulsera llena de hilos sueltos. Enserio quieres que acepte eso, no puedo aceptar a un omega así, alguien que no es de mi categoría, sabes lo que la gente dirá de mi.
—Lo lamento pero eso es lo único que te puedo dar. —Oscar luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con salir. —¿Como puedes rechazar el regalo de tu destinado de esta manera?
—Lo siento pero jamás me uniría con un omega como tú, más bien rechazo a tu omega y a ti, así evitamos problemas futuros.
Los ojos de Óscar cambiaron de color al oír eso, una pequeña punzada se instalo en su cabeza pero la ignoro por completo, aunque los pequeños jadeos de tristeza que soltaba su omega no podían ser ignorados por completo.
—Bien, es mejor que esto solo haya sucedido así, no quiero que mi nombre se involucre con el tuyo... No, claro que no lo hará, nadie te conoce.
El omega se sintió herido y recogiendo la pulsera del suelo, volvió a colocarsela en su mano. Lando lo miro por última vez y se marchó de ahí dejándolo solo. Oscar lo vio irse y igualmente hizo lo mismo, su lobo en su interior arañaba pidiéndole regresar con el alfa, pero él se negaba a eso, no quería unir su vida a alguien como él. Toda su vida escucho lo lindo que era encontrase con su destinado, sentir esa conexión que los hacía especiales y únicos, a demás de la entrega de la pulsera símbolo de su unión y pertenecía.
Sabía que la conexión entre destinados era instantánea, pero había sido rechazado y pronto su conexión se hiria desgastando hasta romperse. Se rasco su brazo al pensar eso, necesitaba regresar a casa y descansar un poco, todo había pasado tan rápido que se había sentido abrumado.
Los días pasaron e igual que los meses, aun después de ese desagradable momento seguía viendo las carreras de Fórmula 1, aunque cada vez que enfocaban a su "destinado" las punzadas en su cabeza se incrementaban notoriamente, hasta el punto de desmayarse en una de esas ocasiones siendo auxiliado por su hermana menor quien lo había encontrado sobre la alfombra de su habitación.
El omega decidió ignorar lo que le sucedía por un tiempo, quizás solo era un problema por estar viendo mucho las pantallas, así que lo trataba con pastillas para el dolor de cabeza que del mismo modo lograban adormecerlo. Ya había pasado un tiempo, pero la pulsera en su mano le traía malos recuerdos, así que con todo el dolor del mundo, se la quito y la guardo en un pequeño baúl debajo de su cama.Nota: Esta historia tiene parte dos.