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Bien, no puedo irme.

Brahms está sentado frente a mí, hablando muy casualmente con Miles, que está ignorándolo, es decir, no lo voltea a ver, pero le responde unas cuantas cosas. Esta mañana, cuando me levanté, Brahms estaba acostado a mi lado con un brazo apretando mi estómago y el otro rodeando mis hombros, tardé demasiado en deshacerme de él para darme una ducha, y cuando por fin lo logré, ya estaba despierto.

Ni siquiera sé si es necesario decir que se metió a bañar conmigo y que durante toda la mañana estuvo pegado a mí como una garrapata. En otro momento hubiese estado feliz de que quisiera estar conmigo, pero me he sentido tan rara que no sé si quiero que esté a mi alrededor más. Aún así, me permito ignorar su presencia justo como Miles está haciendo en estos momentos.

Grace: Miles, ¿me pasas la sal?

Mi hermano se quedó quieto por unos segundos, antes de obedecer. Brahms miró cada uno de sus movimientos, y luego pasó su vista a mí, entrecerrando los ojos.

Brahms: ¿Por qué yo no?

Grace: Miles está más cerca, Brahms.

No respondió nada, en vez de eso, asintió y siguió comiendo, sólo que está vez en silencio. Me sentí mal, lo acepto.

Grace: ¿Quieres subir a mi habitación a ver televisión más tarde? —le pregunté, intentando remediarlo. É asintió— ¿Tú también, Miles?

Miles: No.

Grace: Bien —respondí un poco extrañada.

•••

Más tarde, justo como había dicho, me encontraba acostada en la cama mirando una serie animada que pasaron por la televisión. Brahms tenía su brazo rodeando mis hombros, y su mano libre estaba por debajo de las sábanas acariciando mis piernas. No soy tonta. He estudiado muy bien a Brahms como para adivinar cuando quiere un momento romántico o otros tipos de momentos románticos, y éste es uno de esos otros tipos.

De todos modos, ignoré eso y seguí viendo la televisión, me era más interesante.

Pero no podía concentrarme más porque de pronto, ya estaba encima de mí y aprisionaba mis manos por encima de mi cabeza. No sé por qué, pero no pude evitar reír.

Grace: Miles puede entrar en cualquier momento. No podemos.

Brahms: Lo vi salir con Maria.

Grace: Pero no podemos, no tengo ánimos.

Brahms: Yo te daré ánimos.

Y dicho eso, se metió por debajo de las sábanas y sentí como empezó a dar besos desde mi cuello, hasta mis pechos. Subió mi blusa por encima de estos, y encerró el pezón entre sus labios. Podía habérselo hecho más difícil si hubiese estado usando sostén, pero no. Mis pechos dolían últimamente y la varilla del sostén me dolía más.

Grace: B-Brahms... Pueden llegar en cualquier...

Brahms: Cerré la puerta con seguro, no podrán entrar aquí. Pero sí pueden escucharte, así que baja la voz.

Sus manos me recorrieron el cuerpo completo, y se quedaron en mis glúteos, apretaron, masajearon y dieron unas cuantas palmadas no tan fuertes.

Brahms: ¿Alguna vez te has puesto en cuatro para mí?

Su pregunta me hizo tensarme un poco, pero negué.

Brahms: ¿Quieres intentarlo?

Grace: No dejaré que metas en mi...

Brahms: No pensaba hacerlo —rió—, sólo por donde siempre.

Grace: Ah.

Brahms: ¿Quieres?

Grace: Sí.

Bajó mis shorts de un tirón, y me tomó de las caderas para darme vuelta en la cama y quedar de espaldas a él. Se alejó de mí un poco y lo oí removerse en la cama, por lo que volteé mi cabeza para ver hacia atrás, y lo encontré liberando su polla de sus bóxers. Volvió a masajear mi vuelo, y luego tomó mis caderas otra vez para levantarlas y hacerme quedar con el culo parado hacia él.

La vergüenza invadió mi rostro. Jamás había estado tan expuesta con él, y se sentía raro. ¿Qué tal si tengo el hoyo muy grande o... algo así?

Brahms: Perfecta —lo oí susurrar, antes de masajear su polla contra mi núcleo y después meterla de un tirón en mí—. Ah...

Grace: ¡Dios! —grité sin poder evitarlo.

Se sentía mucho más profundo así. Y mejor. Tomó mis caderas y empezó a moverse con lentitud, hasta que tuve que tomar sus manos y apretarlas para que entendiera que quería que fuese más rápido. Sus embestidas aceleraron, y sus dedos se hundieron en la piel de mis caderas. Mis gritos salían sin poder evitarlo y sólo podía pensar en María y Miles. Deseaba que no llegaran tan rápido porque quiero disfrutar esto al máximo. Se siente demasiado bien.

Grace: B-Brahms... —jadeé.

Dio una palmada en mi culo que me hizo arquear la espalda, él tomó un puñado de mi cabello y me hizo inclinar la cabeza hacia atrás, haciendo que mis gemidos sonaran ahogados y raro. Aunque pareció no importarle, afortunadamente.

Sentí el calor en mi pelvis, y supe que estaba cerca. Sus manos se hundieron hasta el punto de hacerme sentir dolor, pero un dolor en el buen sentido. Brahms soltó mi cabello y empezó a acariciar mi espalda y luego mis muslos. Suspiré, sintiendo el orgasmo acercándose. Brahms también estaba cerca, lo supe por la forma desastrosa en la que se movía y sus jadeos entre cortándose más. 

Mis manos hicieron puños en las sábanas. Hundí mi cabeza entre las almohadas y empecé a gritar con más libertad, ahogando mis gemidos en ellas. Estaba cerca. Cada vez más.

Brahms: Vamos —le oí decir.

Estaba a punto. Y yo también.

Grace: Ah... Brahms, ya c-casi.

Brahms: Lo sé.

El calor se extendió de mi estómago hasta mi pelvis, y luego sentí la liberación de Brahms mojarme la espalda y parte de mis glúteos. Se sacudió, y luego volvió a tomar su polla entre sus manos para adentrarse en mí al notar que yo aún no terminaba.

El calor se extendió, y sonreí al saber que estaba casi cerca.

Brahms: Libérate —le oí decir.

Y eso ayudó. El orgasmo se liberó, pero no pude gemir.

Los toques en la puerta se hicieron escuchar seguidos de la voz de Miles.

Miles: ¿Estás ahí?

Mi orgasmo se quedó a la mitad, haciendo que me quejara en voz alta.

HIM | Brahms Heelshire y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora