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ヤ.¡! LO QUE PASO AHÍ, SE QUEDO AHÍ, en serio nunca creíste que llegaste a un punto de que alguien se aprovechara de ti, era cansado, aun podías sentir sus manos en tus piernas, dejando pequeñas manchas negras.
Sin querer, tu nariz empezó a sangrar, no sabías el motivo, quizás algo pasaba mal en ti, quizás la presión alta. No lo sabes. . .
Pero no era tu momento de pensar en eso. . . Tenías trabajo que hacer, en especial teniendo a alguien como tu jefe detrás tuyo que a cada rato queriendo que todos hagan su parte y no se distraigan con idioteces. La ironía era que nunca se quejaba de Ran o de Rindou.
Luego de unos cuantos documentos, terminaste temprano tu parte, pero ya estabas algo cansada y faltaba una hora para tu almuerzo, decides ver algunas cosas de las tiendas en líneas, mirando distintas clases de ropas, tan bellas, pero a la vez tan caras.
──Deseo tener esta cantidad de dinero ──bufás, pasando cada prenda bonita a tus ojos
──¿En serio quieres ropa? ──su aliento caliente de tu hermano te hace brincar hacia atrás, casi jalando tu silla contigo
──Sanzu, que haces. . . ──dices algo apenada, es por lo que paso con Ran
Aunque sigues con esa idea de que él no fue capaz de dejarte sola, quizás ni lo noto, ni noto tus señas antes, tu propio hermano. . . no puede dejar que te haga daño.
──Solo pasaba, se supone que hagas los trabajos ──frunce el ceño
──Si, ya acabé ──juegas con tus dedos, quitando la pestaña de tiendas
Sanzu solo te mira, de arriba a abajo, sin mucho interés. Solo suelta un áspero suspiro mientras rebuscaba en su billetera.
──Vamos ¿Quieres algo? te lo compro ──saca su tarjeta de crédito
