Su mente era un caos, demasiados pensamientos pasaban por su cabeza en un tonto intento de justificar el por qué estaba ahí, aunque sólo era un tonto intento de engañarse a si misma; de hacerse creer que había sido obligada y que no había aceptado por voluntad propia. No podía entender su cabeza en ese momento a la hora de firmar el trato, oh, quizás si lo sabía. Después de terminar su carrera nadie la acogía en algún hospital donde fuera capaz de mostrar su especialidad, nadie la buscaba para poder sanarse física y emocionalmente. ¿Qué más podía hacer? ¿Qué debía de buscar? Desde que había perdido a su madre sintió que todo se había vuelto más difícil.
Aún en su mente divagaba el recuerdo de como fue "contratada" bueno, más que usar esa palabra, había sido amenazada. Un día miércoles de un mes desconocido, en aquel pueblo Alemán se encontraba la joven de cabellos rosados, observando el río que poseía aquel lugar. Su mente estaba blanco, la partida de su madre había sido de hace tres días, sentía que aquel control sobre sus emociones iba a dañarse y ella terminaría colapsando. Cuando las lágrimas se preparaban para caer sobre su pálido rostro, sintió pesadez en su estómago, tenía ganas de vomitar, un escalofrío recorrió toda su espina dorsal llegando hasta su cerebro, el cual activó las alarmas de peligro y gritaba "sal de ahí, corre, huye". Cuando por fin volteo todo su cuerpo para poder observar el peligro, encontró un rostro que jamás olvidaría.
Un rostro arrugado, lleno de lunares, sus ojos negros totalmente, aquel cabello blanco lleno de canas. Su vestuario lo hacía ver como alguien con dinero, pero sobretodo, de poder. A los costados tenía a dos "gorilas" o bueno, sus guardeespaldas. Agna sintió en esos instantes que si intentaba huir, fácilmente uno de ellos podría agarrarla y romperle todos los huesos de un apretón. decidió no huir, aún seguía apreciando su vida, además de que no conseguía la colección nueva de muñecos de Sanrio.
— Aún sigues buscando trabajando, muñeca? — Aquella voz, que apesar de que se notará sus años, seguía siendo poderosa y de matices gruesas. El apodo de muñeca le había causado total desagrado, que evitó mostrar en su rostro por miedo.
— sí... — respondió de forma seca, no quería hablar lo suficiente con ese señor.
— tengo un empleo perfecto para tí, pero, una vez que sepas que es no puedes dar marcha atrás... — la de cabellos rosados trago seco, mientras en su rostro sus cejas se alzaban, sus ojos se abrían y su boca temblaba mientras en sus oídos llegaba toda la información de aquella fundación y las cosas horribles que hacían en un tonto intento de "ayudar" a los más necesitados.
era aceptar o morir, por lo cual había terminado aceptando aquel empleo, con la única condición que no trabajaría en las zonas más oscuras donde hacían aquellos experimentos.
Ahora se encontraba en aquel lugar, al lado de un señor el cual no le agradaba ver, le disgustaba observar aquellos ojos rojos verla con morbo. Si se le permitiera dar un comentario acerca de la apariencia del más alto, diría que parecía un demonio. Por lo cual sus ojos verdes solo se encontraban en "paz" mientras observaba todas las puertas grises que parecían imposibles de romper de forma fácil, había contado unas 15 puertas antes de poder llegar a donde estaría su paciente, su primer paciente.
⎯ El expediente número dos, del paciente número uno queda a tu cargo. La información previa de… — para ella era tan irrelevante escucharlo que su mente siempre se ponía en blanco a la hora de hacerlo, jamás decía algo importante o que le interesara. No le había causado problemas antes el no escucharlo, ahora que lo hiciera, menos.
Sus manos recibieron aquella tabla de plástico la cual sostenía los papeles para sus anotaciones. También recibió las llaves de la celda, y tan pronto el contrario se dio la vuelta, agna ya se encontraba haciéndole una mueca en un vulgar intento de copiarle.
Al abrir la celda y entrar pudo divisar todo el color blanco que había en esa sala, toda aquella monotonía que se repitia en cada habitación le parecía aburridor. Sus ojos verdes recorrieron cada hueco hasta llegar a su paciente.
No era alguien muy alto, sintiendo que estaban casi a la misma altura. Aquel cabello blanco pero a la vez grisaseo, le causaba cierto malestar, le traía recuerdos de cierto señor mayor de edad. Sus ojos se abrieron en par a par al poder divisar cicatrices, aquellos ojos azules que lucían tan opacos y apagados, su cuerpo tan flaco que sentía que si soplaba saldría volando. Pronto su labio tembló, sus manos también lo hacían mientras sentía un nudo en su garganta.
Su corazón se reprimía y le causaba dolor, su mente divagaba entre cada imagen del contrario que solo la hacia sentir culpable. Y de pronto, sin autoridad, un sentimiento o una necesidad se creaba en ella. Se reprimía así misma de ir a abrazarlo, de intentar cuidarlo y protegerlo, de intentar sanarlo de todo lo que había sufrido, cosa que ella no sabía pero, parecía que el cuerpo del ajeno se lo contara.
En esos instantes 606 se prometió así misma en ayudar a cada uno de los pacientes para recuperar sus emociones, pero, sobretodo, de crear nuevos recuerdos que dejarán atrás lo que había sido de sus vidas.
ESTÁS LEYENDO
𝐀𝐠𝐧𝐚 𝐁𝐨𝐨𝐤'𝐬
Acak!! Usen modo blanco al entrar al libro !! 𓂃 ࣪˖ ִֶָ 𓈈 "Cuando tú mundo se llene de oscuridad, quiero ser aquella farola que ilumine un trazo de tú camino". ⋆。゚☁︎。⋆。 ゚☾ ゚。⋆ ★ - Librito de mi nena, con su ficha, datos, hc y escenas delulu. ⠀⠀ ⠀⠀ Lo...