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_xx/08/2006


















–Satoru, termina tu plato– Ordenó la mujer de cabellos oscuros que estaba sentada frente al pequeño de seis años quién tenía la mirada puesta en la ventana.

–Mamá, ¿puedo salir a jugar con Geto?– consultó el albino a su único familiar en ese momento en casa.

Megumi había sido internado en el hospital por una bronquitis leve y probablemente no podría regresar a casa hasta finales de vacaciones, situación que había generado que Satoru conviva y desee pasar más tiempo con su vecino que en su propia residencia. Y otro factor que faltaba...
Bueno, no importa mencionar en realidad.

–¿Otra vez ese niño? Se han vuelto muy buenos amigos, ¿no? Me alegra que puedas tener uno.
Pero primero debes acabar tu almuerzo– sonrió la joven, con esa tranquilidad diferente, más triste que serena, siempre fue así desde que recuerda su primogénito.

Satoru extrañaba a Megumi, quería siempre tenerlo cerca porque desde que nació se aferró a ese que llama "su tesoro". Cuando lo vio por primera vez supo que las cosas mejorarían, que necesitaba protegerlo, que solo estando con él le bastaría para afrontar cualquier desdicha.

Siendo tal su costumbre de tenerlo cerca, le era complicado pasar un día sin estar al tanto de su hermano, motivo por el cual se la pasaba ahora inquieto, esperando que el mes acabe para ver de nuevo a su menor.

Los horarios de visitas eran deliberadamente ridículos y justo ayer habían consumido su única oportunidad en toda la semana. Satoru quería dejar de pensar en eso, y su nuevo vecino era perfecto para complacerlo.

Fue cuestión de semanas y unos días para que el moreno se ganara la confianza del albino, una estima bilateral que Satoru no quería perder por parte de aquel niño, porque ambos se contaban su vida, compartían sus tardes en la casa del pelinegro y habían sido inscritos a la misma escuela primaria, Suguru era su única y primera amistad.
Estaba muy feliz, y por eso no debía enterarse sobre su padre.
Nadie debía saber sobre él.

Fue el portazo de la entrada principal que logró cambiar la expresión en el rostro de la madre de los Fushiguro.

Tomó del brazo a su hijo y lo sacó del comedor, dejándolo en la cocina antes de cerrar la puerta que no tenía seguro.

El corazón del peliblanco se aceleró causándole un fuerte dolor de cabeza. Había llegado más temprano que ayer, su padre, sujeto del que tanto quería apartarse, estaba ya en el mismo salón del que fue quitado.

Como siempre su humor era terrible, con esa voz áspera y ronca insultaba a su madre con tal de que le diera más dinero y así terminar una apuesta que surgió en el casino.

Ella se rehusó reiterando que se estaba saliendo de control, y su única forma de moderar esa conducta era con no entregarle de nuevo un centavo.

Toji no aprobó la idea, sus gritos se desencadenaron en empujones y golpes contra la mesa. Su madre trató de guardar la compostura, pero los cortes y temblores en cada palabra comenzaron a ser frecuentes.

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⏰ Última actualización: Oct 21 ⏰

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LIGHT STORM |[Itadori x Fushiguro]|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora