Siete

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—Dios, esto debe ser difícil para ti—la voz de NaYeon se escuchaba del otro lado de la línea telefónica

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Dios, esto debe ser difícil para ti—la voz de NaYeon se escuchaba del otro lado de la línea telefónica. JooHee conducía a casa al mediodía luego de haber cumplido con unas lecciones privadas de francés e inglés con unos gemelos, con todo lo que pasaba no pudo concentrarse bien por lo cual se disculpó antes de tiempo mintiendo al decir que se sentía algo enferma. Sólo quería estar en casa con las niñas, quería arreglar las cosas con HeeRan—Bueno, para ti y JungKook.

—Ella me odia, NaYeon.

—No te odia.

—Tú no escuchaste cómo me habló.

—Conozco a HeeRan, esa niña nunca odiaría a su madre, te ama tanto como HeeJin o JunHee—comentó—La impresión de la noticia le hizo decir cosas de las cuales se arrepentirá luego, tiene quince años, la adolescencia hace de las suyas también. A esa edad todo es un drama, más de lo que ya es.

JooHee inhaló profundo deteniendo el auto frente a la casa. Identificó el vehículo de su esposo frente al suyo, JungKook bajó de él hablando por teléfono, se sorprendió cuando lo vio con un cigarrillo en su mano, luego del nacimiento de JunHee había dejado de fumar.

O eso creía.

—Intentaré solucionar esto—no sabía si lo decía a NaYeon o más para sí misma—No quiero que siga torturándose, quiero estar para ella como siempre lo he hecho.

JungKook se percató de su esposa colgando poco después la llamada. JooHee prometió a NaYeon llamarla después, recogió su bolso cruzado más las llaves de su auto para luego bajar activando el seguro de las puertas. El pelinegro de tatuajes dio una última calada al cigarrillo antes de arrojarlo al suelo pisándolo con su zapato.

—¿No habías dejado de fumar?—reprochó.

—Lo hice. Sólo tomé uno de la caja porque...

—¿Una caja?—a la chica no le cayó bien—¿Tienes una caja de cigarros?

—Suelo fumar al menos uno cuando me siento estresado.

—Oh, así que tú te sientes estresado cuando soy yo quien se siente como una mierda—acusó.

—¿Estás molesta conmigo?

—No, yo...estoy molesta conmigo—chasqueó la lengua—Lo siento, JungKook. Aunque no sabía que seguías con el hábito.

—Fui disminuyéndolo desde que JunHee nació—tomó la mano de su esposa—Oye, sé que estás preocupada por HeeRan. Creo que es normal su reacción para su edad.

—¿Hice mal al decirle?

—No—la atrajo a él rodeándola con sus brazos—Hubiera sido mucho peor si se enteraba por BongDae.

—Siempre supe que algo así podía pasar, me descuidé demasiado—se aferró a JungKook.

—JooHee, no podías saber que el padre de la chica era un hijo de puta—acarició su espalda dejando un beso en su cabeza—Dejemos que ella descanse por hoy, ayer hablaste con ella, hoy hablé con ella, mañana nos sentaremos los dos para hablarle, ¿De acuerdo?

Las hermanas Jeon: Metanoia (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora