(Freen)
Estaba tranquilamente trabajando, hasta que me levanté al oír un fuerte portazo.
Salí de mi oficina y vi a Fran gritándole a Billy, así que decidí acercarme.
-Como has sido capaz Billy!-Dijo enfadado mientras agarraba la oreja derecha de su hijo.-Yo te he educado así!? Dime!
-N-no padre.
-Entonces!? Porque has estado haciendo esto! Freen es como una hija para mí! No me lo puedo creer. He criado a un monstruo! Me arrepiento tanto de haberte tenido como hijo!
-Que ocurre..?-Pregunté con algo de miedo.
-Dios Freen...-Soltó la oreja de Billy que estaba roja y me abrazó.-Porque no dijiste nada..?
-De que hablas Fran?
-Lo sé todo. Se que este cabrón ha estado abusando de ti desde pequeña...lo siento tanto Freen, no tenía ni idea...-Sollozó.
-Fran...
-No te preocupes Freen.-Se alejó de mi limpiando sus lágrimas.-Billy. Está decidido.
-A que te refieres padre..?
-Iras al ejército.
-Que!?-Gritó.-Padre no porfavor!-Suplicó arrodillándose.-No padre, no!
-Si Billy. Prepara tus cosas. De mientras haré la llamada.
-No!
-O por las buenas, o por las malas.
Billy me miró con los ojos rojos y llorosos, en busca de mi ayuda.
Pero yo solo miré nerviosa a Rebecca y ella se acercó a mi para tranquilizarme.
-Todo estará bien Fini.-Me susurró en el oído.
Sonreí al oír ese apodo.
-F-freen...porfavor...n-no dejes que me lleven...s-somos mejores amigos...recuerdas..?
-No Billy. Hace tiempo que ya no lo somos. Abusaste de mi sin tener ningún tipo de compasión. Ahora acepta tu karma.
-R-rebecca, vamos, n-no dejemos esto así de mal...puedo darte un a-aumento de sueldo...s-solo di que es mentira...
-Eres un imbécil Billy. Te odio. No pienso salvar a una rata como tú. Y menos si no lo mereces. De hecho tampoco mereces el padre que tienes. Yo te hubiera colgado de un árbol.
-Maravillosa idea Rebecca.-Dijo Fran.-Te encargarás de su segundo castigo.
-Q-que?-Miró asustado a su padre.
-Puedes hacer lo que quieras con él. Obviamente sin pasarte. Tampoco quiero muertes sobre mi conciencia.
-Será todo un placer para mí Fran.
-Chicos.-Habló a sus grandotes guardaespaldas.-Ayudareis a la señorita Rebecca en ello. Luego traeréis a mi hijo a casa.
Los dos asintieron y yo solo pude agradecer a la vida por ponerme a Becky en ella.