I WILL BE A HERO ─── BNHA

𝐈 𝐖𝐈𝐋𝐋 𝐁𝐄 𝐀 𝐇𝐄𝐑𝐎

Fujiwara

Un apellido que puede llevar a sus poseedores tanto a la cima como al abismo.

Los Fujiwara han existido desde el período de Edo, iniciando como una familia humilde, que con mucho trabajo duro y dedicación en cuerpo y alma de cada generación, lograron prosperar eficazmente, ganándose el respeto y poder que hasta hoy día poseen.

La siguiente en este largo linaje, era la joven Fujiwara Takame Ai, hija de Fujiwara Koemi y Takame Hiroki.

Antes de que naciera, su destino ya estaba decidido; casarse con un hombre de una familia con igual o cercano poder al suyo, servir a la familia Fujiwara junto a él y procrear al siguiente heredero.

Eso era todo lo que tenían que hacer las mujeres portadoras de dicho apellido.

Una cosa muy simple en la que Ai ya estaba encaminada, bajo la tutela de su abuela, la actual matriarca, Fujiwara Chieko.

Todo estaba yendo como lo había hecho por años, hasta aquel suceso.

—Renuncio a mi puesto como sucesora de los Fujiwara.

—¿Qué?

Los presentes en la habitación quedaron en silencio, estupefactos.

—Perdónenme, abuelos, madre y tía Dai.— se inclinó en el piso —No puedo aceptar el destino que me quieren imponer.

El sonido de una mano impactando en la mejilla de la chica fue lo único que se escuchó en la habitación luego de sus palabras.

—¡Madre!

Fujiwara Dai se acercó rápidamente a su sobrina metiendola entre sus brazos.

—Es el destino que se te fue dado al nacer en esta familia, Ai.

Fujiwara Chieko se mantuvo impasible ante el rostro perpleja de su nieta.

—No es tu elección cumplirlo o no. Está escrito en piedra, por lo que lo seguirás al pie de la letra hasta el día de tu muerte.

—Yo...— Ai sostuvo su mejilla, sintiéndola picar.

—Chieko, no había necesidad de que la golpearas.

Fujiwara Kiyoshi apoyó su mano en el hombro de su esposa con una expresión afligida.

—Sabía que no debí darte tanta libertad. ¿Fue para esto que nos reuniste? Qué pérdida de tiempo.— se levantó ajustando su kimono —Empecemos con la clase de hoy ya mismo.

—... No.

La suave pero firme voz de la niña causo que la mujer se detuviera.

—¿"No"?

—Ya no tomaré ninguna clase que esté relacionada con los Fujiwara.

—¿Eres consciente de lo insolente que estás siendo, Ai? ¿Necesitas que vuelva a disciplinarte?

—¡Madre, no!— Dai cubrió a su sobrina protectoramente.

—Chieko, no tienes que llegar a ese extremo, por favor.

La única persona que no se había movido de su lugar en esa acalorada conversación era la madre de Ai, Fujiwara Koemi.

—Koemi, habla con ella y hazla entrar en razón antes de que acabe con mi paciencia.

Solo ahí, la mujer se levantó y acercó a su hermana e hija.

—Ai...

—¡Ya lo he decidido y no cambiaré de opinión!— tocó el brazo de su tía para que la soltará —Tía Dai, necesito hacer esto. Por favor.