Doble Cara

Regreso a casa

6 meses antes

— En serio no puedo creer que lo hallas conseguido Sasha, enhorabuena, por fin vas a poder cumplir tu sueño y terminar de una vez por todas con esta doble vida – me decía mi mejor amiga Abril por teléfono. – entonces ahora como piensas acomodar la universidad con la carreras, no tendrás tiempo para todo, debes sacrificar algo.

—Si, ya pensé en eso, voy a pedir un año sabático en la universidad, regresaré a casa pronto y veré a mi madre, le diré que el próximo año estaré muy ocupada estudiando y no podre volver a casa fácilmente, seguro que no le importa.

—Que bueno Sasha no te imaginas las ganas que tengo de que termines con toda esta locura de una vez. – suspiré, hasta yo comenzaba a sentirme agotada después de tantos años.

— Pronto, solo tendré que cumplir mi sueño y esto pasara a ser una simple historia para reírnos cuando seamos viejitas.

— Ojalá, y cambiando el tema, ¿te enteraste? Arturo y Eliza terminaron hace un par de meses. – si me había dado cuenta, ella enseguida había cambiado la situación sentimental en las redes y se había puesto soltera y no tardaron en llegar las fotos de sus fiestas. Mientras que en el perfil de Arturo todo se mantenía igual. – pobre Arturo, estará necesitando que alguien lo consuele. – dijo con un suspiro dramático.

—Basta ya, Abril, Arturo y yo somos amigos, nada más.

— Porque nunca has tenido el valor de confesarte, seguro que esta es tu oportunidad, ven preparada para seducir a ese pequeño nerd.

— Vale, lo que tu digas. Ahora te dejo tengo cosas que hacer.

— Esta bien, nos vemos pronto mi piloto.

Colgué el teléfono sonriendo, Abril siempre me hacía sonreír o era tal vez que al ser mi única amiga solo con ella podía ser yo misma. Nos conocimos en un internado Suizo cuando logre alejarme de mi casa, mi madre y su presión. Mi plan era convertirme en hombre desde que me fuera de casa, pero pronto descubrí que sería difícil conseguirlo sin ayuda, mas cuando era mi madre quien se había encargado de la inscripción al nuevo colegio. Por mucho que me vistiera o me comportara como chico los profesores siempre me trataban de señorita y había sido asignada a las habitaciones de las niñas.

Abril fue trasferida unos meses después al mismo colegio y se convirtió en mi compañera de habitación, terminamos volviéndonos amigas y me prometió ayudarme.

Un día llegó corriendo a la biblioteca asegurándome tener la solución, nos cambiaríamos de escuela sin que mi madre supiera y nosotras mismas llenaríamos los papeles. De esta forma podríamos que era un chico, solo teníamos que cambiar el sexo en un simple documento, después de todo mi nombre era común en ambos géneros.

Al principio me mostré escéptica con todo aquello, pero Abril ya lo tenía todo planeado. Una amiga de su mamá era la nueva Directora de un internado en España, Abril le comentó que ella y su amigo querían cambiar de escuela y que necesitábamos ayuda. Lo demás fue historia, en momentos como ese agradecí que mi madre siempre estuviera muy ocupada en el trabajo y ni siquiera leía lo que firmaba. Para cuando mi madre se enteró del cambio de colegio ya no podía hacer nada, me tocó aguantar un poco sus regaños, pero yo estaba complacida con el resultado así que no me importó. Tenia 12 años, estaba en un país donde mi madre no me podía controlar y por fin me comenzaban a tratar como chico. Los siguientes años fueron un poco complicado debido a que comencé a desarrollar y cada vez era más difícil ocultar mis pechos, así que tuve que enredarme vendas y usar ropa ancha todo el tiempo.

Diez años después aun nadie descubría mi verdadero sexo, estaba a punto de graduarme de la universidad y cumplir mi sueño. Una vez logrado dejaría de la lado las carreras y cumpliría con lo que tenía mi madre planeado para mí, seria esa doctora que ella tanto esperaba ver. Había decidido abandonar las carreras y complacer a mi madre, pero solo después de cumplir mi sueño. Y justo cuando todo parecía tomar forma me encontré con el mayor problema.