III

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El albino llegó con su auto a lo que parecía ser una mansión, bastante linda. Estacionó bastante lejos, y comenzó a acercarse caminando sigilosamente. Desde lejos y con sus binoculares comenzó a observar si se encontraba algún humano cuidando de la puerta. Cosa que no era así.
Miró por las grandes ventanas que daban a un living, tampoco había nada. Decidió acercarse más de cerca al notar una pequeña entrada al costado de dicha casa.
Era de metal y muy grande. Parecía ser una especie de sótano. Se quedó cerca para ver si salía o entraba alguna persona.

•••

— ¡Oh vamos! ¿Eso es todo lo que aguantas? — Dijo acercándose a la cara arruinada del pelinegro. Sangre escurría desde su nariz, labio y frente. Tenía varios cortes profundos y moretones. Su labio estaba hinchado lo que le hacia que se le dificulte el habla y la respiración.

El rubio le lanzó una patada en el estomago haciendo que soltará un gemido de dolor mientras se retorcía. Por reflejo intentó llevar una de sus manos a dicho lugar para aliviar el dolor, pero las cadenas en sus muñecas se lo impedían.

— Es de mala educación no responder. — Exclamó otro hombre que se encontraba en frente. Este no golpeaba, esperaba respuesta. Y si no la tenía, su compañero torturaba a su víctima de diversas maneras. — Dinos Freecss. ¿Donde esta tú padre? ¿Donde se fue el maldito de Ging? — Agarró de los pelos al moreno tirando para que sus caras se enfrentaran.

— N-no lo sé... — Dijo en un susurro, casi inaudible.

— Donde. Esta.

— Te dije q-que no sé. ¿O eres sordo? — Escupió sangre en la cara del contrario, haciendo que este se alejara mientras se limpiaba.

— John. — El hombre miró al rubio.

Con su mano agarró del traje arruinado del moreno y con sus nudillos comenzó a golpear su cara repetitivamente.

— Hasta que no respondas no pararemos. Pero eso creo que ya lo sabes. Tenemos que arreglar cuentas con tu padre, pero ya que ese estúpido huyó de sus problemas nos descargamos en ti...

Gon no escuchaba lo que el contrario decía, estaba siendo golpeado muy fuerte, lo que alteraban sus sentidos. Hubiera perdido la consciencia si no fuera por el repentino portazo de la puerta.
Un hombre alto, con traje negro se asomó. Su vestimenta no combinaba para nada con su cara. En ella llevaba maquillaje de un... ¿Payaso?. Ni hablar de su cabello.

— Déjenlo. Yo me quedaré con el.

Por orden de Hisoka, los dos hombres asintieron y rápidamente salieron con miedo. El mayor se acercó sonriendo admirando la imagen que se encontraba frente suyo.

— Wow, si que estas mal. — Se agachó quedando frente a frente con Gon. — Descuida no te haré nada.

Se paró para luego sentarse en una mesa y sacar su cartas. Jugando con ellas.

El moreno se sentía algo mareado, pero al recobrar un poco la visión, vió como un chico, no tan alto, de cabellera blanca entraba rápidamente por la puerta mientras se dirigía a el. No duró mucho tiempo hasta que su vista se puso toda negra.

•••

El albino estuvo esperando casi 20 minutos y no había nada, hasta que en un momento Hisoka salió por esa puerta. Mirándolo fijamente. Le hizo una seña de que lo siguiera y el payaso entró de vuelta a el sótano.
Killua no sabia que hacer, ese pedofilo le daba miedo y no era alguien en quien confiar. Decidió quedarse un rato afuera pero algo captó su atención. 2 hombres salían por la misma puerta.
Cuanto estuvieron lo bastante lejos, Killua se acercó corriendo rápidamente para bajar por las largas y oscuras escaleras, hasta llegar a la única puerta que estaba iluminada. Allí se encontró a Hisoka y al moreno destrozado.
Por instinto corrió hasta el fijándose en las heridas de su cara.

— Oh no me jodas. — Dijo agarrando la cara del pelinegro.

— Puedes llevártelo. Anda, cúralo. Luego cuando este mejor puedes matarlo.

Killua miró extrañado al mayor pero le hizo caso, rompió las cadenas del moreno y lo cargó en su hombro saliendo lo más rápido que pudo del establecimiento. No podía creer que estaba salvando a su objetivo.
No sabe porque lo hizo, solo supo que en ese momento ya no importaba si este chico era su encargo.

Lo llevó con rapidez hasta su auto y se subió para luego conducir hasta... No lo sabe...

— ¡¿Y ahora que?! — Preguntó al aire esperando alguna respuesta de alguna divinidad o algo.
Miro a su costado visualizando al pelinegro inconsciente recostado en la ventana. Su cara estaba toda inflamada. Debía ayudarlo.
Condujo hasta su hotel para luego entrar a su habitación, captando todas las miradas extrañas que le daban los residentes de allí. Pero no le importó.

Con una gasa comenzó a limpiar y desinfectar las heridas. Tenia un corte en la frente que no dejaba de sangrar por lo que mantuvo presionado allí sin saber que hacer. No podía llevarlo al médico, seria sospechoso. Pero no le quedaba otra.
Se cambió y velozmente condujo hasta el hospital más cercano.

•••

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⏰ Última actualización: Feb 29 ⏰

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