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𝗟𝗘 𝗔𝗚𝗔𝗥𝗥𝗢 𝗟𝗔 𝗖𝗔𝗥𝗔 a Nando casi llorando, despacio le acarició los cachetes mientras lo miro. Siento que el alma se me vuelve al cuerpo cuando el despierta, por un momento tanto ellos como yo creímos que murió, pero no.

—Nando — dice Canessa al lado mío, me tomé el tiempo de aprender el nombre de todos, aunque creo que es en vano.

Nando extiende la mano hacia un puñado de nieve para llevárselo a la boca, yo se lo prohíbo y le agarro la mano para alejarlo de él.
Le paso la nieve a Roberto para que él la envuelva y yo pudiese pasarlo por su cabezo.
Nando murmura algo incoherente, no sabía si el golpe en la cabeza no hubiese sido el único golpe que tuvo. Por ejemplo, su hermana no podía hablar, estaba despierta, pero no hablaba.

—No te escucho — le dice Roberto, acercando su oído a la boca de su amigo para intentar escuchar.

—¿Que pasó? — Le dice bajito, casi inaudible, pero yo logré escucharlo así que le respondí yo.

—Chocamos contra la montaña — le digo con pesar, le acomodo un poco el pelo y veo que quiere decir algo más.

—Mi hermana... Susy — Recién ahora me entero como se llama, yo suspiró y miro para su dirección.

—Susy está ahí, descansando — le dice Roberto, señalando con la cabeza hacia ella.

El se quiere levantar, se lo quiero prohibir pero siento que el merece estar con su hermana, así que me alejo. Comienza a arrastrarse por el avión hasta llegar a su hermana. Numa que estaba sentado, se asusta y se levanta alejándose un poco, él la abraza y mientras la acurruca en sus brazos. Yo los miro enternecida, alegrando que ellos se tengan el uno al otro en un momento asi.

—¿Donde esta mamá? — yo niego despacio, me siento a un lado de Nando y Susy, sintiendo la mirada de Liliana atrás mío.

—Tu mamá murió, Nando —

El se queda en silencio, su respiración agitada se calma por unos segundos y se queda así, sin hablar por un ratito.

—¿Hace cuánto tiempo estamos acá? — al segundo, Marcelo le responde que tres días y todos lo miramos —¿Nos vieron? —

Siento las ganas de llorar pero me contengo, miró a otro lado, pasando una mano por mi panza cuando siento a mi bebé patear.
Uno de los chicos sale del avión, pero no me giró a buscarlo, me quedo perdida en mi, en cómo vamos a terminar; Si vivos o muertos, congelados o de viejos.

Todos empiezan a salir del avión, yo al ratito también. Me pongo con Javier y Liliana, eran mi único apoyo en este momento, veo que algunos se ponen a hacer una gran cruz en la nieve con las valijas que aún teníamos, esas que no cayeron cuando el avión se partió en dos. Ahí es cuando escuchó el sonido de las turbinas, miró al cielo y noto a lo lejos, muy a lo lejos, un avión que sobrevolaba la nieve. Todos empiezan a gritar y mover sus brazos, tambien agarran metales para intentar reflejar la luz del sol y que nos vean pero yo no hago nada, me quedo en silencio.

—¡Movieron las alas! ¡Nos vieron! — grita Carlos Roque, yo miraba el avión en silencio. Todos gritan de alegría y se abrazan entre ellos, algunos llorando de alegría.
Pero yo no hago ningún movimiento, nadie me saluda ni yo a ellos, no los quiero ver, porque no me gusta lo que veo. Cruzó por un segundo la mirada con Fito y ambos nos entendemos, nada de esto era buena noticia.

Todos siguen gritando y llorando, yo me siento en la nieve, mirando el cielo. Es ahí, cuando ellos ven que el avión se aleja y nunca se acerca, es ahí donde sus esperanzas se apagan y se dan cuenta que fue una falsa alarma.
Dejan de gritar pero algunos siguen llorando, no de alegría sino de desesperación, unos simplemente lo aceptan y se sientan en la nieve como hice yo. Y así lo terminan haciendo todos, ellos se sientan y se quedan en silencio por unos minutos largos, bastante largos.

𝐒𝐓𝐀𝐑𝐒 | 𝘓𝘚𝘋𝘓𝘕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora