-III

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La curiosidad mató al gato, bueno, al venado.

Alastor no sabe cómo es que está en medio de lo que parece una sala ancestral llena de decoraciones en oro y un cielo estrellado cubriendo lo que debería ser el techo.

-Encantador.

Su mirada se mueve entre la multitud, no busca a nadie en específico, es decir, ha venido con el resto de los miembros del hotel. La sonrisa se mantiene en su rostro pese a que el aburrimiento lo está dominando.

-¡Pero que dicha verte aquí!

Alastor gira lentamente, esa voz lo irrita con tan poco que no logra disimular la molestia. Aún así, el ser frente a él parece ajeno a su molestia, sino, todo lo contrario, el amable anfitrión sonríe con ensoñación viendo algo más a lo lejos. Alastor gira en dirección a su vista y no le sorprende encontrarse con la figura del rey hablando con el pecado de la gula. Bee-lzebub es tan grácil.

-Agradezco las consideraciones hacia mi persona, su alteza.

Alastor hace una pequeña inclinación como señal de "respeto", Stolas sonríe tapándose con las manos su pico, un lindo ulular se escucha, y Alastor entiende porque Lucifer está encantado con el Goetia.

-Pero que amable, aunque, debo admitir que mi querido Lucifer fue el que sugirió el hacer la invitación extendida a los seres que habitan en el hotel, sobre todo, con énfasis a...usted, joven Demonio de la Radio.

Alastor frunce el ceño, le molesta como el búho sigue hablando sobre Lucifer con tanta ensoñación, alabando como es tan fuerte, tan amable, afable y adorable y eso...

Es algo que Alastor quisiera decir de forma más sincera.

La mirada de Stolas sigue al frente, y el sonrojo se expande en su rostro, Alastor mira con desagrado al príncipe, y en esta ocasión logra notarlo. Notar como el príncipe se mueve suavemente el cuello para ver mejor a una sombra salir del lugar, una sombra pequeña, un ser ágil que desaparece del lugar y que en cierta forma, Alastor palpa una especie de conexión uniendo esa sombra con el búho.

-Ah... Que noche más agradable.

Stolas se despide de Alastor con una sutil sonrisa y desaparece por la misma puerta que aquella sombra.

Entonces, ¿no es Lucifer el ser con el que el príncipe Goetia tiene algo? ¿No es el rey con quién tiene coqueteos constantes?

Algo en su interior se remueve. Es una sensación amarga desapareciendo en su interior. La amarga sensación que se había adueñado desde hace meses en su vida, esa que le hacía sentir incómodo cada vez que veía al príncipe y al soberano platicando y riendo.

-Ya está por comenzar.

La voz imponente pero dulce le distrae de su debate interno.

-¿Majestad?

Lucifer se ve tranquilo, sus ojos están mirando el techo hecho de estrellas haciendo que sus pupilas brillen aún más.

-La lluvia de estrellas, el cometa se acerca...

Sus dedos señalan al techo y Alastor lo sigue, es verdad, sus ojos se impresionan de poder ver de nuevo el cielo mortal. Desde su llegada al infierno, esa parte mortal inclinada a captar la belleza natural se esfumó del él, claro, la esencia humana se había ido de su interior.

-Es hermoso...

Lucifer susurra lo suficiente para se escuchado y ver como las estrellas pasan por sus cabezas y desaparecer después. Claro, las estrellas lo buscan, buscan la luz que él genera.

Y Alastor ya no ve el cielo cuando responde. Ni se percata de que las personas a su alrededor hacen un círculo para observar el espectáculo del rey siendo rodeado por una especie de galaxia con cada estrella que cae.

-Sí, lo es...

Alastor podría pasar una eternidad mirando al rey sonreír ingenuo, ver cómo sus pupilas se hacen más grandes y brillantes, como el polvo de estrellas lo hacen parecer aún las perfecto de lo que es, haciendo que su condición humana empiece a renacer en su interior.

-Alastor...

-¿Señor?

Lucifer le dedica una mirada tranquila, como si estuviera viendo algo que le agradará demasiado y Alastor intenta no sentirse cohibido con ello.

-Gracias por mirar el cielo conmigo.

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⏰ Última actualización: Mar 03 ⏰

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