Capítulo 1

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Love no recordaba a su madre, pero el día que conoció a la Diosa, sintió en su interior que, tal vez, así se había visto su mamá cuando estaba viva.

La princesa había admirado las pinturas de la reina en el castillo millones de veces. Trazaba con la vista un perfil tan similar al suyo, ojos grandes y labios rosas, como un espejo del futuro, mientras su padre le contaba historias sobre la gran reina. Una mujer compasiva y altruista, que portaba una espada, un arco, y un cetro. Más de una vez, sus dedos infantiles seguían cada trazo de pincel que alumbraba al cabello plateado en los retratos de su madre.

Sin embargo, esas pinturas nunca le habían hecho recordar a su madre; nunca habían hecho que su corazón se calmara o que sus lágrimas pararan. Pero aquel día cuando tenía 8 años de edad, en medio de una gran plaza durante su Ceremonia de Presentación, pensó recordar a su madre.

Tras una corta ceremonia, una prueba dió inicio. Los súbditos del Reino se congregaron en la plaza mientras esperaban con reverencia. Era un día esperado por todos. Cada que un futuro heredero nacía, debían ser presentados ante el pueblo. La Diosa aparecía para bendecir al infante con un beso, otorgándole un deseo para augurar un buen reinado en el futuro.

Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, sin que nadie pudiera adivinarlo, una gran mariposa de alas traslúcidas descendió de los cielos, sus increíbles alas creando torbellinos de confeti y banderines. Todos los presentes corrieron, buscando refugio. Love, al centro de la plaza, no se movió, solo la miró con expectativa. No sentía miedo, ni siquiera sentía el viento a su alrededor.

La mariposa, la Diosa en otra forma, le trajo tres regalos increíbles: artefactos que podían curar cualquier herida, duplicar cualquier objeto, y amplificar la magia. Tras ver lo cada uno, Love los rechazó todos.

–Gracias, pero no los necesito yo. ¿Puedo pedir que se los des a mi pueblo? Mis súbditos necesitan mucho que todavía no les puedo dar. Regalaselos a ellos, pues ellos sabrán qué hacer con tus regalos, ellos son Veles.

Love baja la cabeza en reverencia y espera la decisión de la gran mariposa. Esta por su parte, comienza a reír. Sonaba como el verano y la lluvia y miles de pájaros cantando por la mañana. Se río y río hasta que se convirtió en un lluvia de pétalos de rosas. Love alza sus manos queriendo tocarlas, pero lo que siente no es un pétalo de rosa, sino una mano.

Cálida y fría al mismo tiempo, aquella mano era de un ser sinigual. Love sabía, en su corazón, que ésta era la Diosa frente a ella, pero sus ojos veían a una mujer que le hacía sentir que todo iba a estar bien.

–Todo va a estar bien, Princesa. Con el tiempo perderás a tu padre, perderás el control, e incluso perderás a tu primer amor, pero nunca te perderás a ti misma si cuidas de tu pueblo. Bríndame una buena historia, Love.

Nadie escuchó éstas palabras, pero vieron como la Diosa tomaba a la princesa en sus brazos. Vieron como era bendecida con un beso en la frente y luego en la mano. Vieron como capas y capas de encantamientos caían sobre los hombros de Love, cubriendo a la futura heredera al trono.

El Rey viudo observó todo esto y sabía que debía tomar una decisión. Su hija era especial, mucho más de lo que nadie podía imaginar. ¡No solo una, sino dos bendiciones de la Diosa en una sola prueba! No tenía precedentes. Su hija debía ser preservada, protegida, y separada de todo el mundo. No podía dejar que cambiara o que el mundo la influenciara. la pureza de su hija había sido agradable a la Diosa.

Aunque fuera lo único que hiciera con el resto de su reinado, no escatimaría ningún recurso para preservar la pureza de su hija.


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Así que por decreto real, el Rey ordenó que la ala Norte del palacio real fuera de la propiedad de la princesa y el único espacio del Reino en el que ella podía desplazarse. Solo podría comer cierto tipo de comida, solo podría tener contacto con un mínimo de personas, y nunca podría salir hasta el día de su coronación.

Todos los encargados de la Princesa fueron colocados en otros puestos y solo tres personas fueron escogidas para acompañar a la Princesa en su aislamiento. Una mujer encargada del aseo, una maestra y una jardinera. Estas tres mujeres, Hortensia, Olivia y Dahlia, juraron cuidar, enseñar, y proteger a la Princesa a como dé lugar.

Por su parte, Love no entendía lo que sucedía, y al inicio, ni se percató. Era una niña muy contenta y el Ala Norte era enorme. Tenía un jardín y una biblioteca, inclusive un salón de clases y un solario. Un cuarto lleno de juguetes y una galería de arte... y sus cuidadoras ¿Qué más podría una niña desear?

El Reino de Veles -Primera parte-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora