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—¡Cuidado! —Chat Noir gritó, alarmado.

Uno de los rayos simultáneos que había arrojado la akumatizada estaba por alcanzar a Ladybug. Sin embargo, ella apenas y pudo levantar la mirada al escuchar la voz de su compañero. Se encontraba demasiado aturdida y débil como para moverse. No iba a poder esquivar el ataque.
Chat Noir se impulsó con ayuda de su bastón, y en un último esfuerzo consiguió interponerse en la trayectoria del rayo, recibiendo el ataque. Ladybug palideció al verlo desvanecerse ante sus ojos.

—¿Chat Noir?

Una pequeña marca oscura en el pavimento se encontraba en su lugar, y al lado de esta, su bastón.

—Chat... —ella susurró, sintiendo como el peso de la situación la embargaba.

Chat Noir había desaparecido.

Estaba sola.

Una risa macabra la sacó de su consternación. Ladybug tomó el bastón del suelo y se incorporó con dificultad, mientras fijaba su mirada en el tejado de un edificio. La villana akumatizada le sonreía con burla.

—¿Qué ocurre, pequeño bicho? ¿Acaso se te perdió un lindo gatito? —su tono irónico la hizo enfurecer con rapidez.

—¡Dime qué le hiciste! ¡¿A dónde llevan esos rayos?!

La aludida estalló en carcajadas, poniéndose de pie con gesto altivo.

—¿Y por qué te lo diría? ¿Para qué intentes ir a buscarlo? —la akumatizada siguió riendo, a costa del enojo de la heroína —Es una pérdida de tiempo, ni siquiera yo sé en dónde está.

—¿A qué te refieres? ¡Habla de una vez! —Ladybug exigió con desesperación. Tenía miedo del estado en qué pudieran encontrarse su compañero junto con el resto de civiles que habían sido víctimas de los ataques.

La villana resopló, fingiendo un gesto de aburrimiento.

—Aún en este estado, sigo siendo tan incomprendida —luego de unos segundos, y con una sonrisa maliciosa continúo —. Mis rayos no son simples ataques. Contienen una energía similar a la que podría encontrarse en un agujero de gusano, así que sus efectos son inimaginables. Viajar a una época en el tiempo, generar invisibilidad o abrir un portal a otra dimensión, todo es posible gracias a mi poder.

Ladybug la observó con desconcierto.

—¿Qué...?

—¿No escuchaste nada de lo que dije, mocosa? —la akumatizada puso los ojos en blanco —Para tu mala suerte, no tengo ni la más mínima idea de dónde se pueda encontrar tu amiguito.

Ladybug frunció el ceño, siendo abrumada por emociones contradictorias.

La ciudad. Los daños. Los civiles afectados.

Chat Noir.

Una furia imperante se hizo paso entre sus impulsos, haciendo que intenté acercarse aún con los estragos de la batalla en su cuerpo.

—¡¿Estás mal de la cabeza?! ¡No puedes experimentar tus teorías absurdas con personas inocentes!

La akumatizada cambió su expresión burlesca por una más sombría.

—¡No son teorías absurdas! ¡Nadie lo entiende! —el aura que había a su alrededor desprendió una luz eléctrica —¡Te demostraré a ti y a todo el mundo que no miento! ¡Todos conocerán mi poder!

Al ver que había conseguido una reacción diferente en ella. Ladybug sonrió, sin bajar la guardia.

—No si te quito ese akuma primero.

Aunque aún no se había recuperado por completo, estaba lista para usar su amuleto encantado para intentar derrotarla.

Sin embargo, en lugar de lanzar un ataque, la villana sólo sonrió de manera enigmática.

—Suerte con eso, bichito—dijo, guiñando un ojo.

De inmediato, un extraño gas se esparció por todo el lugar. Ladybug sintió un ardor en sus ojos, dificultando su visión. En una medida de emergencia, se cubrió la boca con una de sus manos e intentó correr en dirección contraria. El gas empezaba a esparcirse con rapidez mientras intentaba buscar un lugar donde ocultarse. Al llegar junto a un puente, se lanzó al río antes de ser atrapada por el gas.

Con ayuda de su yoyo, mantuvo la respiración bajo el agua por algunos minutos. Solo cuando le pareció que había pasado un tiempo prudente y su resistencia se debilitaba fue cuando salió de las aguas.

Ladybug se escondió debajo del puente y deshizo su transformación, agotada. Tikki cayó sobre sus manos, tiritando.

—Marinette...

Ella sonrió con tristeza, sacando una galleta de su bolsillo para dársela a su kwami.

—Perdón, Tikki. No quise que te esforzarás demasiado. Descansa.

La kwami empezó a comer, pero preguntó con inquietud.

—¿Qué pasará con Chat Noir?

Marinette suspiró, con el semblante decaído.

—No lo sé. Si tan sólo no me hubiera protegido...

Se sentía culpable por lo ocurrido con su compañero. Por un momento, deseó haber recibido el ataque que estaba destinado a ella. Sin embargo, descartó la idea al instante.

Chat Noir siempre encontraba una manera de evitar que saliera lastimada, aún a costa de sí mismo.

No podía evitar sentirse agobiada por la situación, pero no podía dejarse vencer. Como Ladybug, era su deber purificar el akuma y arreglar los daños ocasionados en toda la ciudad, así como traer a todos los afectados de regreso.

—No, no puedo dejar que su esfuerzo sea en vano. Voy a solucionar todo, los voy a salvar —se dijo a sí misma.

—Esa es la actitud, Marinette —Tikki respondió, con una pequeña sonrisa.

Marinette asintió.

Iba a arreglar todo. Traería de regreso a ese gato testarudo sin importar lo que pase.

***

Nota: Sé que he llegado un par de años tarde y que la fiebre de Miraculous ya pasó jsjs, pero siempre quise escribir un fanfic de este tipo, y este es el resultado.

Quiero aclarar que no he visto la temporada 5, así que el fic no tendrá referencias de esa temporada ni del especial que creo qué salió el año pasado (el tiempo me consume, en mi defensa TvT). Podría decirse que está ambientado en el tiempo donde el maestro Fu aún era el guardián de los Miraculous, por la temporada 3. Así que no hagan preguntas ni spoilers de la última temporada, por fa.

Eso es todo, bye.




El día en que Chat Noir desapareció (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora