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Adrien

—Esto no tiene sentido, ¿y en dónde está mi bastón? —farfulló, confundido.

Después de recordar lo ocurrido, Adrien intentó transformarse en Chat Noir para recorrer la ciudad en busca de alguna pista. Sin embargo, su bastón no se había materializado junto a su traje, incrementando su desconcierto. 

¿Acaso lo habría perdido antes de recibir el ataque?

El joven dejó escapar un suspiro. No conseguía distinguir si se encontraba en una especie de sueño  o era una trampa producto del rayo, pero sabía que nada relacionado al poder de esa akumatizada era positivo.

—Esto no está sirviendo de mucho —murmuró para sí mismo, antes de deshacer su transformación para guardar energía. 

Por más que intentaba pensar, seguía sin hallar una sola respuesta de las muchas interrogantes que invadían su mente. 

¿Qué era lo que podía hacer? 

¿Y por qué todo a su alrededor lucía tan... tranquilo?

—Adrien, ¿ya conseguiste mi Camembert? 

—Aún no, Plagg. Ni siquiera comprendo que está pasando —él se quejó, frustrado.

—No entiendo por qué te preocupas —el kwami bostezó, antes de volver a esconderse en su chaqueta —. De seguro Ladybug ya debe estar por vencer a esa villana, y luego todo volverá a la normalidad.
Adrien hizo una ligera mueca. No le gustaba sentirse tan prescindible.

—No lo sé. ¿Y si la situación empeora? —él contestó, preocupado —No puedo quedarme esperando a que todo se resuelva. Ladybug podría estar en problemas y yo...

—Tranquilo, niño —Plagg le quitó importancia —. Has sido atrapado en muchas ocasiones, al igual que Ladybug, y siempre han hallado la forma de salvarse el uno al otro. Todo saldrá de maravilla.

Aunque la intención de su kwami era calmarlo un poco, no tenía un gran efecto en él. Adrien seguía sintiéndose ansioso por la situación. Aquella villana akumatizada parecía ser más hábil a comparación de otras víctimas de Hawk Moth. Él no tenía un buen presentimiento. Tenía que encontrar alguna forma de ayudar a su lady.

—Eso espero —murmuró con inquietud.

Luego de salir del aquel edificio, Adrien se encontraba buscando algún lugar donde pudiera conseguir un poco de queso para su kwami. Empezaba a tener la certeza de que aquel lugar era real, tan real como la misma París que él conocía. A medida que caminaba por las calles de la ciudad conseguía distinguir más detalles. Algunas tiendas que no había visto antes se hallaban abiertas. Algunas avenidas tenían nombres distintos y la vestimenta de las pocas personas con las que se había cruzado parecía seguir una especie de estilo extravagante. Adrien no recordaba haber modelado una tendencia parecida en ningún desfile.

Su confusión dió pasó a la curiosidad cuando reparó en la presencia de un grupo de personas aglomeradas en la entrada de un hotel. El primer instinto del rubio fue esconderse para evitar se reconocido por algún admirador. Estuvo apunto de dar media vuelta e irse en dirección contraria, pero descartó la idea cuando algunas chicas pasaron al lado suyo sin siquiera mirarlo. Adrien no supo si sentirse aliviado o extrañado por pasar desapercibido.

Entre las diferencias de las que se había percatado eran la ausencia de los paneles publicitarios con su imagen, o alguna referencia a los diseños de su padre. Había pasado eso por alto, pero en ese momento el recuerdo volvió a él como una confirmación ciega que aún no terminaba de comprender.

Unos gritos lo pusieron en alerta. Alzó la vista solo para apreciar como algunas personas vociferaban exclamaciones y comentarios emocionados. Adrien dedujo que debían esperar a una figura conocida, como Jagged Stone.

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⏰ Última actualización: Mar 10 ⏰

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El día en que Chat Noir desapareció (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora