15. Éliot

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—Hola, Ander

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—Hola, Ander. —Éliot está delante de mí, es un chico alto con su cabello lleno de rulos y de un color rubio. Sus ojos son tan intensos como la noche.

—Hola, Éliot. —Le devuelvo el saludo.

Conocí a Éliot hace dos años. Abi fue quien nos presentó en su cumpleaños, hablamos sobre nuestros gustos y logramos conectar. Al final de la noche nos intercambiamos números y cuando llegué a mi casa ya tenía mensajes de él.

Yo en ese momento estaba muy enamorado de Cristopher, así que solo nos conocimos como amigos. Al inicio los mensajes eran concurrentes, casi sabíamos todo lo que hacía el otro en su día a día. Entonces me declaré a Cristopher y todo se fue al carajo, mis pocas ganas de socializar desaparecieron y casi nunca le contestaba a Éliot. Nunca le conté sobre Cristopher, ni sobre mi declaración y mucho menos sobre mi salida del clóset forzada. La poca comunicación que tuvimos hizo que dejáramos de hablar.

Cuando entré a tercer semestre, a finales de septiembre, me contestó un estado de WhatsApp. Yo le respondí y en ese momento hablamos, me preguntó sobre que había sido de mi vida y yo le pregunté de la suya.

¿Conocen el sentimiento de querer olvidar a alguien con todo su ser? Que esa persona se vaya no solo de tu mente, también de tu vida, serían capaz de hacer cualquier cosa para que esa persona simplemente desaparezca de la existencia.

Una parte muy dentro de mí seguía enamorado de Cristopher, habían pasado meses desde que me le declaré, pero aun así el idiota seguía siendo parte de mi día a día. Así que, harto de eso, hice algo que me arrepentiría después.

En alguna tarde de octubre le pedí a Éliot ser mi novio. Sí, sin duda una de mis más grandes estupideces; él accedió a salir conmigo y empezamos una relación equitativa, los dos dábamos de nuestra parte, el problema era que yo no sentía nada. Jamás nos besamos, no nos tomamos de las manos, los abrazos eran muy poco habituales. Así que, unas dos semanas después de que empezamos a salir, decidimos cortar la relación, o por lo menos yo lo hice. Éliot no estaba al tanto de que salía con él para olvidar a otra persona, yo me sentía fatal haciendo tal cosa cuando Éliot podía disfrutar de alguien más, alguien que sí sintiera cosas por él.

—¿Esto es un final para siempre? —Me había preguntado después de la charla que tuvimos, no teníamos la opción de vernos, por esa razón nos comunicamos por llamada.

—Los finales no siempre son para siempre, Éliot.

Una parte de mí se sentía seguro de que podía olvidarme de Cristopher por completo, de que podía darle puerta abierta a Éliot y lo que tenía por ofrecerme.

—No te prometo nada, Éliot, pero cuando entres a la preparatoria, podemos conocernos bien y ver si sucede algo.

Había escuchado su suspiró, estaba claro que él sentía cosas sinceras por mí, me odiaba tanto por no corresponder sus sentimientos en esos momentos. Siempre había anhelado que alguien me amara tanto como yo estaba dispuesto a amar a una persona, y cuando por fin pasaba, no sentía nada por esa persona.

Y ahora lo estaba intentando, no sabía con exactitud qué sentía, era algo difícil de tratar. Le había escrito muchos poemas, y todos esos poemas estaban llenos de duda, de temor a no sentir nada.

Pero debería intentar, seguir con mi vida y enamorarme, eso había querido siempre.

Éliot y yo no habíamos hablado de nuestros sentimientos desde hace un tiempo, cuando le di a entender que quería conocerlo para algo más, pero no parece que queramos dar el siguiente paso, no por el momento.

Nos tratábamos como amigos y al parecer así iba a ser por algún tiempo más. No teníamos prisa. Pero sí muchas dudas.

Tú, yo y la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora