5. Mi motivación es el dinero, obvio

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Hay tres razones lógicas del porqué acepté hacer el trabajo con Cristopher

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Hay tres razones lógicas del porqué acepté hacer el trabajo con Cristopher. Primera razón: el dinero; el dinero me será útil para la universidad, si mis padres no deciden ayudarme, por lo menos tendré dinero para pagar los semestres. Me las arreglaría de alguna otra forma para los gastos extras. Segunda razón: los puntos extras; esta es más importante, dependo de una buena calificación para que mis padres me apoyen y para tener paz conmigo mismo. La tercera razón: Cristopher; no voy a mentir, me intriga su nueva actitud, su declaración de amor y sobre todo, saber si hay algo detrás de toda su forma de actuar. Debería ser al contrario, por algo le di la bofetada y corrí del lugar, pero me gustó Cristopher por tanto tiempo que no le creo sobre sus sentimientos, menos por la forma en que me lo dijo, tan espontánea y sin interacción antes. Nadie hace eso.

Lo que me molesta es que Cristopher volviera a mi vida, porque con este trabajo tendremos que convivir mucho tiempo y en persona, en el pasado nunca convivimos en persona. Nuestra relación siempre fue por medio de mensajes, yo intente decirle muchas veces que me interesaba hablar con él en persona, pero nunca se daba, jamás me dijo que no, siempre me decía que claro que lo haríamos, pero en el momento parecía como si me evitara. Me desesperaba mucho su forma de actuar.

Y era otra de las razones por las que estaba muy seguro de que había algo detrás de su comportamiento, nunca me había hablado hasta ahora. Ahora iremos a mi casa, pasaremos toda la tarde juntos y solos, porque mis padres se encontraban en casa de mi abuela materna.

Cristopher caminaba muy sonriente al lado mío, no decía nada y yo lo miraba con cara de pocos amigos, sin duda detestaba tenerlo cerca. No negaré que era una persona muy atractiva, pero su personalidad, por dios, alguien que le compre algunas pastillas anti-idiotez de forma urgente.

No creía que algo bueno fuera a salir de esto, menos si no tenía permiso de mis padres para meter a mi casa a un desconocido.

Tú, yo y la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora